El cierre de escuelas ha sido una de las principales acciones tomadas en el marco de la prevención de COVID-19 frente a la declaratoria de emergencia sanitaria para evitar el contagio de las y los estudiantes, docentes, directivos y administrativos, y sus espacios familiares y comunitarios. Esta medida colocó al hogar como el nuevo escenario de educación escolarizada, apoyados con la conocida estrategia de Aprendo en Casa (AeC) implementada por el Ministerio de Educación.

Desafíos y oportunidades en el contexto actual

El cambio del espacio formativo presentó varios desafíos para los procesos de enseñanza-aprendizaje planteados en el currículo nacional. Sin embargo, este cambio fue y es una invitación a reflexionar más profundamente sobre los sentidos de la educación para la vida digna de las presentes y futuras generaciones de niñas, niños y adolescentes.

Por un lado, la cuarentena brinda la oportunidad para reflexionar sobre el desarrollo de estrategias de gestión y pedagógicas participativas y colaborativas centradas en la elaboración de currículos situados, que consideren las narrativas propias de actoras y actores locales. En la escuela que investiga, se relevan los procesos participativos  de enseñanza-aprendizajes, los espacios de co-aprendizaje intergeneracional de base y actuación comunitaria en diálogo con docentes y directivos para articular saberes, conocimiento y experiencias en pro de la formación de ciudadanos y ciudadanas informadas, críticas, reflexivas, y con esperanza para afrontar las duras y no tan nuevas condiciones actuales, las de sus familias, comunidades, barrios, vecindarios, y las demás problemáticas que pueden darse en esta casa común1Santandreu, A. (2019). La escuela que investiga. Una herramienta para implementar procesos de investigación-acción participativa en educación. Lima: FONDEP – Ministerio de Educación. Recuperado de http://www.fondep.gob.pe/wp-content/uploads/2019/05/LAESCUELA_QUE_INVESTIGA.pdf.

Por otro lado, al cambiar el espacio de aprendizajes a la casa, se han generado diferentes situaciones que afectan a buena parte de los hogares de todo el Perú. Un estudio realizado recientemente por la PUCP muestra los impactos de la pobreza multidimensional indicando que, en el Perú, el 29,3% de las personas viven en hogares que tienen, por lo menos, tres carencias asociadas como falta de acceso a agua y saneamiento, uso de combustibles contaminantes para cocinar, hacinamiento, falta de refrigeradora y presencia de personas con enfermedades crónicas2Clausen, J. (2020). Covid-19 y Pobreza multidimensional en el Perú. Recuperado 15 de julio de 2020, de http://blog.pucp.edu.pe/blog/idhal/2020/04/19/covid-19-y-pobreza-multidimensional-en-el-peru/. Mientras algunas carencias aumentos los riesgos de contagio al tener que salir a buscar alimento o agua, otras dificultan los procesos de educación en casa al tener que compartir el mismo espacio con otros miembros del hogar.

Más que cifras: violencias a niñas, niños y adolescentes en cuarentena

Según la Defensoría del Pueblo, en el informe especial sobre la Problemática en la atención de casos de violación sexual de niñas, niños y adolescentes en el contexto de la emergencia sanitaria, se reporta que, desde el inicio de la cuarentena, se han denunciado 25.587 casos de violencia física, psicológica o sexual contra niñas y mujeres pero sólo 4.183 de los denunciados se encuentran actualmente detenidos. El 78% de estas agresiones fueron perpetradas en el hogar de la víctima, y se registraron 650 denuncias de violación sexual a niñas y adolescentes mujeres lo cual evidencia que el hogar es, en muchos casos, un lugar que coloca a la niña y la adolescente en una situación de alta desprotección y vulnerabilidad. Sumado a esto, la línea 100 reportó 5.546 denuncias de maltrato físico y 4.223 psicológico. Estas cifras muestran algunas de las condiciones de vulnerabilidad que viven las niñas y los niños y adolescentes de diferentes territorios de nuestro país. Parece evidente que el hogar como nuevo entorno de aprendizaje ha sido, en muchos casos, un espacio de vulneración de los derechos y sin las condiciones mínimas de bienestar para muchos niños, niñas y adolescentes.

Unesco Internacional indica que el hecho de no asistir a la escuela aumenta el riesgo de embarazo adolescente, explotación sexual, violencias. Asimismo, alerta sobre los cierres prolongados perturban los servicios esenciales de las escuelas, como la inmunización, la alimentación escolar y el apoyo psicosocial y de salud mental. También sabemos que,  estos pueden causar estrés y ansiedad debido a la ausencia de interacción con otras y otros estudiantes. Como propone Reimers Schleicher, tomando en cuenta acciones equitativas para la igualdad, lo que conmina a considerar acciones positivas para la población de niñas, niños y adolescentes rurales, indígenas, campesinas, afroperuanas, en condiciones de pobreza y pobreza extrema, migrantes, niñas y niños desplazados forzosos, neurodivergentes, en situación de discapacidad y estudiantes internados en instituciones. Sin olvidar que, a su vez, se deben adoptar todas las medidas razonables para proteger a las y los estudiantes, docentes, directivos, personal administrativo y a sus familias.

¿Cuándo reabrir escuelas?

La reapertura de las escuelas en un tema de creciente debate en la región latinoamericana. Esta medida debe estar motivada por el interés superior del niño y la niña tomando en cuenta consideraciones de salud pública y estudios participativos que evalúen los beneficios y los riesgos con base en evidencias intersectoriales y específicas del contexto por territorio y condiciones de vulnerabilidad, incluidos los factores de educación, salud pública y socioeconómicos. La implementación de las decisiones debería realizarse juntamente con las actoras y los actores de locales de cada territorio y comunidad, de modo que las medidas se basen en un análisis de cada contexto local.

Para identificar qué escuelas son las podrían reabrirse, Unesco recomienda tener en cuenta seis dimensiones que permiten evaluar su estado de preparación y planeamiento informado: política, financiación, operaciones seguras, aprendizaje, ¿cómo llegar a los más vulnerables?, y bienestar y protección. Para evaluar esto es clave tener en cuenta el marco normativo de políticas para acciones en la educación rural y la educación EIB como la Política de Educación Intercultural Bilingüe y Educación Intercultural, Política de Atención Educativa para la Población de Ámbitos Rurales, o la Política Nacional para la Transversalización del Enfoque Intercultural, entre otras. También se deben considerar las necesidades financieras de cada población para que las acciones sean pertinentes territorial, cultural y sociolingüísticamente. Sabiendo que, las dimensiones política y de financiación terminarán incidiendo en las demás dimensiones.

El análisis debe hacerse en función de los estudios y las bases de data más actualizadas de las condiciones pre-cuarentena para mejorar las condiciones operativas y de aprendizaje del proceso de reapertura de escuelas. Pero también, debe tomar las lecciones aprendidas y considerar variables propias una mirada multidimesional y compleja de la realidad que no siempre suelen ser tomadas en cuenta por quienes toman decisiones de política pública. La toma de la medida se prevé progresiva por la directiva dada desde el Ministerio de Educación a las instituciones formativas. La reapertura de las escuelas está al servicio del bienestar integral de las niñas, los niños y adolescentes, la mejora de los aprendizajes para vidas dignas y libres de violencias, aumentar el acceso equitativo a la educación, y fortalecer la salud y la seguridad.

Apertura de clases en Latinoamérica

Foto de ANDINA/Difusión

Actualmente, varios países han comenzado a reabrir sus escuelas. En Latinoamérica, Uruguay es el primer país que tomó las medidas para el retorno a las clases presenciales progresivo a lo largo del mes de junio en jornadas no mayores a 4 horas y de asistencia voluntaria. Mientras que, en países como Colombia, México y Argentina, se está efectuando de manera más paulatina y priorizado la reapertura en zonas rurales, con énfasis en las pequeñas escuelas y con bajos índices en casos de contagio. En el mismo sentido que Perú con la resolución ministerial N.° 229-2020-MINEDU. A diferencia de Bolivia, en donde el gobierno ha determinado que anticipará la clausura del año escolar por la pandemia, ya que no se está logrando el acceso a la educación virtual en áreas rurales.  Otro es el caso de Chile que ha dejado a las provincias el rol de decisión para la reapertura de las escuelas y a su ministerio de educación como supervisor. Y Estados Unidos, donde el tema se encuentra en pleno debate entre los estados y el gobierno federal. Un completo análisis sobre este punto puede revisarse aquí.

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