Dentro del sistema educativo la evaluación ha sido considerada como un proceso continuo que permite acompañar los aprendizajes de los estudiantes, reflexionar los avances logrados y orientar las estrategias de enseñanza – aprendizaje desarrollado en clase para lograr las metas planteadas. El proceso evaluativo tendrá una utilidad fundamental en tanto ayude a los alumnos a integrar los aprendizajes y acercarse al logro de las competencias. De manera que, la propuesta de evaluación en nuestros días está centrada en el estudiante. (MINEDU, CNEB).

Esta aproximación conceptual orientará el presente artículo para reflexionar el sentido de la evaluación diagnóstica (ED) impulsada por el MINEDU en los últimos años, interpretar el valor que tiene en los procesos de aprendizaje. Es nuestra intención contribuir con el trabajo colegiado que se desarrolla en las instituciones educativas y reconocer el sentido que tiene esta práctica docente en el aula.

Evaluación diagnóstica

La importancia de la ED radica en obtener información necesaria del estudiante y del grupo de estudiantes al inicio del año o en el transcurso del mismo con el propósito de conocer en qué medida han desarrollado competencias, reconocer los avances y las dificultades que se han manifestado para desarrollar acciones conjuntas que permita favorecer el logro de las competencias. (Serrano, 2002). Así mismo, al recoger información relevante acerca del desarrollo de las competencias en los estudiantes y orientar los procesos pedagógicos se enmarca dentro de la evaluación formativa (EF).

La EF es una práctica que orienta el progreso de aprendizaje de los estudiantes, por lo que es integral y continuo, identifica dificultades y logros para alcanzar las metas propuestas. Al respecto, el currículo nacional señala “la evaluación es un proceso sistemático en el que se recoge y valora información relevante acerca del nivel de desarrollo de las competencias en cada estudiante, con el fin de contribuir oportunamente a mejorar su aprendizaje.” (MINEDU, 2016, p. 177). En esta perspectiva, la ED permite conocer el dominio de los aprendizajes  logrado por los estudiantes antes de iniciar un proceso educativo y responde a un proceso planificado, recoge evidencia, permite realizar cambios en las estrategias de los docentes y sobre todo consolidar los aprendizajes en los estudiantes.  

Luego de dos años de pandemia y reconociendo las secuelas de la misma en los procesos educativos el estado rearfima la importancia de tener información de diagnóstico para orientar el proceso de enseñanza y aprendizaje en el presente año. La R.M. No 474 – 2022 – MINEDU “Disposiciones para la prestación del servicio educativo en las instituciones y programas educativos de la educación básica para el año 2023” (MINEDU, 2022) señala que la prestación del servicio educativo esta centrado  en el bienestar socioemocional del estudiante y su formación integral.  De allí que es importante afianzar su autonomía y valorar su identidad. Esto significa que, buscar la formación integral del estudiante desde el fortalecimiento de la dimensión socioemocional requiere que, todas las acciones realizadas a favor de ese propósito deben fundamentarse “en evidencias obtenidas de diversas fuentes, que permita conocer sus características, fortalezas, necesidades (físicas, sociales y emocionales), intereses y condiciones, así como las posibles barreras educativas que enfrentan para proveer el apoyo educativo o mecanismos necesarios que le permitan progresar en sus aprendizajes.” (MINEDU, 2022, p. 05) De manera que, el análisis y reflexión de las evidencias permitirán observar las dificultades y desarrollar estrategias para realizar una retroalimentación en perspectiva de la EF.

Aspectos centrales de la Evaluación Diagnóstica

En este marco general aparece dos aspectos centrales de vital importancia en el progreso de los aprendizajes: conocer las características y las posibles barreras educativas en los estudiantes. Estas acciones previas permitirán para realizar acciones a nivel colegiado para lograr el nivel de desarrollo esperado. En esta perspectiva se debe ubicar la ED, al respecto la norma en mención señala, “las ll.EE deben contar con información de diagnóstico desde el inicio del año lectivo para valorar el desempeño de las y los estudiantes, identificar el nivel de desarrollo de sus competencias, y crear oportunidades continuas en la planificación y conducción del proceso de enseñanza y aprendizaje…” (MINEDU, 2022, p. 08)

Es interesante que la norma evidencie tres acciones necesarias y vinculadas entre sí: valorar el desempeño, identificar el nivel de las competencias y crear oportunidades. Estas acciones traen consigo objetivos concretos: recoger las necesidades de los estudiantes, identificar las características del grupo, así como, reconocer las barreras y provisión de apoyos educativos. Los tres aspectos de la ED referidos en la norma nos permiten comprender que es fundamental tener información necesaria de los estudiantes al inicio de todo proceso educativo que permitan orientar las acciones pedagógicas para recuperar los aprendizajes. Es decir, es importante que el docente tenga conocimiento del nivel de formación alcanzado por los estudiantes (Córdova, 2006).

Valorar el desempeño, es tarea del docente y también del estudiante. Implica para el docente estar atento al quehacer del estudiante, cuál es su comportamiento y cómo responde a las estrategias implementadas en el aula. En todo este proceso es fundamental reconocer los saberes que pone en juego el estudiante para organizar su respuesta, los aciertos y errores cometidos, así como las relaciones que establece en el proceso de aprendizaje. (MINEDU, 2022) Reconocer que el estudiante haya adquirido las competencias en una o varias áreas permite al docente identificar el nivel logrado en el proceso enseñanza-aprendizaje. El estudiante será capaz de valorar su desempeño desde la práctica de la autoevaluación y la coevaluación. Desde la autoevaluación el estudiante reconoce su actuación, desempeño y satisfacción lograda en el proceso de aprendizaje. En este proceso el estudiante hace una reflexión de sí mismo en función de su participación, intervención y las prácticas logradas. (MINEDU, 2016). Por su parte, la coevaluación fomenta la colaboración entre pares en perspectiva de una cooperación y una crítica constructiva en el desarrollo de los aprendizajes. En ambos casos, el docente juega un rol importante al fijar los parámetros necesarios de estas formas de evaluación.   

Los niveles de competencia están referida a la mayor o menor complejidad de las competencias logradas que se manifiestan en los estándares de logros, “un nivel concreto de competencia indica los conocimientos, capacidades, destrezas… que posee una alumna o alumno en el ámbito de una competencia básica, y su eficacia para utilizarlos en situaciones prácticas.” (Gobierno Vasco, 2009). Conocer los niveles de competencia favorece el trabajo docente puesto que se trata en todo caso de saber, qué es lo que el alumno conoce y sobre todo qué habilidades ha alcanzado al resolver situaciones o problemas combinando capacidades o integrándolas (MINEDU, 2016). El análisis y reflexión de estos insumos logrados permitirán, al inicio de todo proceso, desplegar estrategias individuales o de manera colegiada para conseguir el logro de las competencias a nivel de los estudiantes. Se trata de generar posibilidades, desplegar la creatividad con la finalidad de brindar oportunidades para el logro de las competencias.

Crear oportunidades trae consigo el saber utilizar adecuadamente, en este caso, la información obtenida en la ED para determinar objetivos, acciones y momentos para recuperar y/o afianzar los aprendizajes. Se trata de plantear escenarios, generar las condiciones, saber discernir lo que se quiere alcanzar para concretizar los propósitos que se pudo plantear o determinar. En todo este proceso de generar oportunidades es importante en trabajo colegiado que se puede alcanzar. La escucha atenta y el diálogo contextualizado permitirá una mayor concreción de lo que se quiere alcanzar para recuperar los aprendizajes. En todo este proceso se deberá “Atender a la diversidad de necesidades de aprendizaje de los estudiantes brindando oportunidades diferenciadas en función de los niveles alcanzados por cada uno, a fin de acortar brechas y evitar el rezago, la deserción o la exclusión.” (MINEDU, 2016).

La particularidad de la Evaluación Diagnóstica

Afianzando lo compartido hasta este momento podemos señalar que la ED permite identificar las dificultades, equívocos así como las posibilidades y capacidades logradas de los estudiantes con la finalidad de brindar oportunidades para afianzar y/o mejorar los aprendizajes en el aula. En esta tarea que se debe realizar al inicio de todo proceso educativo el énfais se debe colocar en identificar las dificultades el alumno podría tener para que el docente pueda planificar las actividades de aprendizaje y alcanzar los propósito planteados (Cambridge Assessment, 2019).

Una aspecto importante que emerge es lo referido a la pertinencia de la ED. ¿En qué momento se debe aplicar la ED, al inicio del año escolar al comenzar un nuevo aprendizaje? Es práctica de las II.EE. de gestión pública aplicar al inicio del año, comunmente se denomina evaluación diagnostica de entrada. Sin embargo, el MINEDU también propone que este tipo de evaluación se debe realizar de forma permanente, al inicio de cada proceso de enseñanza. En ambos casos se trata de un diagnóstico y no se debe calificar. De manera que, con el resultado se debe estudiar la adaptación  de los procesos a las necesidades observadas. (MINEDU, 2022). La evaluación diagnóstica inicial abre posibilidades para un trabajo integral al iniciar las clases, mientras que la evaluación diagnóstica permanente se desarrolla en el proceso ya iniciado, antes de comenzar una unidad o un tema.

Si bien las diposiciones para la prestación del servicio educativo del 2023 otorga una propuesta sobre la ED debemos recordar que en años anteriores el MINEDU facilitó cartillas donde se desarrollaba las acciones principales para realizar esta práctica pedagógica. (MINEDU, 2021) (MINEDU, 2021). Una de las acciones que remarcan ambos documentos es el recojo de la información para realizar el diagnóstico y conocer el nivel de desarrollo de las competencias, los logros y dificultades y atender las necesidades del grupo y de cada estudiante. En función de lo que se requiere recoger se realizarán las acciones correspondientes, jerarquizando los instrumentos y los documentos que pueden orientar a lograr una mejor reflexión.

Así mismo, el documento “Orientaciones para la evaluación diagnóstica y planificación anual” (MINEDU, 2021) remarca que es un trabajo colegiado donde se deberá involucrar a todos los docentes y más a los padres  y madres de familia para que puedan asumir su responsabilidad en todo el proceso educativo. La conversación empática, interpersonal con los docentes que han trabajado con los estudiantes ; la entrevista al tutor pidiendo información acerca del grupo y la relación entre los estudiantes el año anterior;  el diálogo con el director sobre los resultados obtenidos en el último año, etc. Son actividades que afianzan el sentido de lo colegiado en el desarrollo de la ED. El trabajo colegiado es permanente y dinámico, responde a las necesidades de la II.EE. y más fortalecen las prácticas pedagógicas de los docentes, permite superar los individualismos y alcanzar un propósito común que debe manifestar en el logro de los aprendizajes y el fortalecimiento de las competencias. Esta práctica docente favorece reconocer la diversidad, ofrecer alternativas de enseñanza, diseñar estrategias que respondad a las realidades de los estudiantes con la finalidad de que cada uno de ellos pueda desarrollar su autonomía.

Conclusión

Corresponde ahora a los directores y docentes de las II.EE. dar el valor necesario a la ED y desarrollar las estrategias necesarias con la finalidad de recoger información pertinente que pueda ayudarlos a acompañar los procesos pedagógicos y ofrecer una formación integral. Debemos recordar que en la perspectiva de la evaluación formativa de la que es parte la ED es fundamental otorgar el valor a los estudiantes y reconocer la particularidad de los mismos, así como, lo que traen y disponen al inicio del año escolar o de una unidad.

No se trata de recargar de trabajo a los docentes, por el contrario, permitirá orientar la práctica docente desde aspectos centrales o necesidades identificadas que han sido reflexionadas o analizadas. Más aún en este tiempo de retorno donde es fundamental reforzar los aprendizajes logrados en tiempo de pandemia. Desde esta perspectiva, la ED puede orientar con mayor sentido y objetividad el refuerzo escolar señalado por la RM 474-2022-MINEDU, señala la norma que, “El refuerzo escolar es un proceso pedagógico planificado y diferenciado que tiene por finalidad responder a las necesidades de aprendizaje identificadas en los estudiantes, en el nivel de educación primaria y secundaria.” (MINEDU, 2022, P, 11).

MATERIAL BIBLIOGRAFICO

Cambridge Assesment (2019). Evaluación para el aprendizaje.

Córdova, F. (2006). La evaluación de los estudiantes, una discusión abierta. Revista Iberoamericana de Educación. Vol 39, núm 07 (2006) número especial.  

Gobierno Vasco (2009). Niveles de competencia en las evaluaciones de diagnóstico, 2do curso de educación secundaria obligatoria.   

MINEDU (2016). Currículo Nacional de la Educación Básica.

MINEDU (2021). Repositorio institucional del Ministerio de Educación. La evaluación diagnóstica como punto de partida.  

MINEDU (2021). Repositorio institucional del Ministerio de Educación. Orientaciones para la Evaluación diagnóstica y la Planificación anual.

MINEDU (2022). Orientaciones docentes. ¿tengo que realizar una evaluación diagnóstica para este 2022?

MINEDU (2022). Resolución Ministerial N.° 474-2022-MINEDU Disposiciones prestación servicio educación básica 2023.

SERRANO DE MORENO, Stella. (2002, octubre – diciembre). La evaluación del aprendizaje: dimensiones y prácticas innovadoras. EDUCERE, vol 6, núm 19, octubre – diciembre, 2002, pp. 254 – 257.

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Abogado, sacerdote, educador. Investigador y miembro del equipo del Instituto de Investigación y Políticas Educativas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.


Marvin Quispe Ochoa SJ

Abogado, sacerdote, educador. Investigador y miembro del equipo del Instituto de Investigación y Políticas Educativas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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