Después de confirmarse la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del Perú 2021, empezamos a ser bombardeados nuevamente por una serie de mensajes, incluso implícitos y de ataque frontal; con el fin de convencer al gran porcentaje de peruanos que se encuentran indecisos sobre quién elegir. Ya hemos podido conocer, gracias a los diversos debates y entrevistas, cómo piensan, cómo actúan y principalmente, cómo se comunican los candidatos y sus electores. Como consecuencia de ello, nos quedamos con una serie de preguntas relacionadas a la manera en la que los electores recepcionan y entienden los mensajes enviados por los candidatos.

A partir de ello nos preguntamos ¿Realmente somos capaces de comprender todo lo que leemos y escuchamos? En este sentido, el presente artículo sustenta que las funciones comunicativas enseñadas en la educación peruana tienden a descontextualizarse, ocasionando así un impedimento en la comprensión y buena recepción del mensaje que se transmite.

El Currículo Nacional y su coherencia con la realidad educativa:

Hablar de la educación peruana siempre ha sido un tema difícil por la diversidad de factores que hay que considerar para abordar el tema. Pues no sólo implica el nivel de preparación profesional del docente, sino también la manera en la que se desarrollan los contenidos planificados y de qué manera los estudiantes logran el aprendizaje esperado.

En un inicio, con la aparición y elaboración del Diseño Curricular Nacional (2005), la educación peruana se centraba en atender las disyuntivas relacionadas a la mera adquisición de conocimientos y capacidades. Sin embargo, a partir del 2016, con la implementación del Currículo Nacional, se prioriza el desarrollo de las competencias. Así pues, el DCN se orientaba a que el estudiante se exprese y produzca textos, mientras que ahora, con el CN, se tiene como finalidad desarrollar competencias comunicativas que ayuden al estudiante a comprender y construir la realidad, “a comprender el mundo contemporáneo, tomar decisiones y actuar éticamente en diferentes ámbitos de la vida” (MINEDU, 2016, p. 144).

No obstante, con el pasar de los años, se ha podido observar que, a pesar de que las y los docentes cuentan con el CN para la planificación de sus clases, sus estudiantes no logran desenvolverse adecuadamente a la hora de comunicarse. Por ejemplo, según la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) realizada en el 2018, más del 24% de estudiantes del nivel secundario de zonas rurales presentan retraso escolar. Esta situación se debe, muchas veces, por la deserción escolar, brechas de género y la falta de contextualización de los contenidos. Ante este panorama, es imperante preguntarnos ¿Cuál es la razón de este desfase? ¿Por qué existe esa brecha entre lo que se plasma en el documento y lo que se expresa en la realidad? Siendo conscientes de que todo cambio implica un proceso lento, por la necesidad de desaprender y asimilar; para así realizar un análisis enriquecido por el compartir de reflexiones y experiencias. Nos atrevemos a decir que las funciones comunicativas enseñadas en la educación peruana no se encuentran debidamente contextualizadas.

Informar sin formar

Esta situación, nos muestra que se encuentran muy arraigadas las cuestiones teóricas y la poca apertura a situaciones reales. Hernández (2007), menciona que la educación actual pone mayor énfasis en los contenidos, una educación basada en transmitir contenidos en donde el o la docente decide cuánto contenido acumula sus estudiantes. Entonces, el papel de el y la estudiante se restringe a memorizar y recepcionar contenidos, sin cuestionar ni pensar, convirtiéndose en un sujeto pasivo. Lo que obstaculiza la formación del pensamiento crítico y reflexivo que tanto se busca.

Podemos observar que la función y la competencia comunicativa se encuentra tergiversada, ya que, el verdadero desarrollo de las competencias comunicativas se manifiesta en poder y saber tomar parte de la comunicación en situaciones culturalmente significativas (Martínez, 1990). En este sentido, es imperante reconocer que la contextualización de los hechos en un marco social real ayuda al estudiante a tener una referencia de la situación que se le plantea.

Esta situación conlleva a considerar que, en la educación cotidiana, resulta prácticamente imposible tratar las funciones comunicativas sin tener en cuenta los actos comunicativos reales, ya que estos son irrepetibles. Por ende, es difícil determinar con precisión las funciones lingüísticas que se encuentran en los textos, y poder predecir las funciones que utilizarán las y los estudiantes.

¿Cuáles son los factores esenciales que debe desarrollar el docente para que el y la estudiante desarrolle las competencias comunicativas?

Son tres: emisor, receptor y mensaje. Tomando en cuenta de que no es necesario que siempre se encuentren en el mismo lugar el emisor y el receptor. Asimismo, es necesario reconocer algunas funciones que plantea Jakobson sobre la situación comunicativa.

En primer lugar, se debe hacer hincapié en la función referencial, ya que esta contribuye a que el y la estudiante desarrolle, en el momento de comunicarse, un juicio sobre su contexto sociocultural (Martínez, 1990). En segundo lugar, para que la competencia comunicativa sea real, la o el docente debe desarrollar la función fática del lenguaje, ya que esta ayuda a que el y la estudiante logren expresar y formular una opinión propia relacionada a su contexto y su interpretación en sí mismo.

En tercer lugar, desarrollar la función metalingüística, ya que ayuda a desarrollar la capacidad de interpretar y analizar los mensajes que reciben. Finalmente, la función comunicativa a desarrollar sería la función fática porque genera la formulación de ideas de manera pertinente y relacionada al contexto sociocultural del estudiante.

Conclusiones

En síntesis, el desarrollo de las funciones comunicativas es de suma importancia, no sólo a nivel teórico como ya se ha mencionado, sino sobre todo enraizado en la realidad. Propiciar el desarrollo de las competencias comunicativas en la escuela es una tarea por demás urgente, puesto que le brinda las herramientas necesarias para desenvolverse en la sociedad y ser un agente activo de cambio, con una mirada crítica de su realidad y capaz de expresarse en cualquier situación comunicativa. Por ello, la educación peruana debe brindar realmente estos espacios para que los estudiantes puedan acceder a una formación integral.

Finalmente, una ciudadanía que ha desarrollado sus competencias comunicativas es capaz de comprender y construir su realidad. Puede tomar decisiones y actuar éticamente en los diferentes ámbitos de la vida, y por ello, no se dejará convencer fácilmente por las vanas ilusiones dibujadas por un candidato. Ni se dejará atemorizar por funestos vaticinios tan catastróficos que sólo quieren propiciar la manipulación. Una ciudadanía con competencias comunicativas, será capaz de discernir en medio de la turbulencia cuál es el verdadero propósito de lo que escucha.

Referencia bibliográfica

Evaluación Censal de Estudiantes. (2018). Evaluación de logros de aprendizaje.

Hernández, M. (2007). Práctica docente y procesos comunicacionales. Revista Tecnológica y Comunicación Educativas, 44, pp. 56-70.

Martínez, A. (1990). Funciones del lenguaje y funciones comunicativas en la enseñanza del español como lengua extranjera. ASELE. Actas II-Centro de Cervantes.  

Ministerio de Educación. (2005). Diseño Curricular Nacional de Educación Básica Regular. Lima: Fimart S.A.C Editores e Impresores.

Ministerio de Educación. (2016). Currículo Nacional de la Educación Básica. Lima: Ministerio de Educación.

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