Introducción
Venezuela estuvo gobernada desde 1999 hasta 2013 por Hugo Chávez, quien fue elegido presidente democráticamente en 2002. Durante su mandato, la economía dependió principalmente de la venta y exportación del petróleo, mientras se importaban todos los bienes necesarios. Sin embargo, con el gobierno de Nicolás Maduro en 2014, se produjo una caída en el precio del petróleo a nivel mundial, lo que afectó la economía venezolana. Los ingresos provenientes de la exportación del petróleo fueron inferiores a los gastos por las importaciones, generando un déficit y un aumento en la deuda del país.
Para intentar resolver esta situación, el presidente decidió imprimir dinero, lo que llevó a la devaluación de la moneda con el paso del tiempo y disminuyó la confianza internacional en la capacidad del país para pagar sus deudas. Así comenzó la crisis venezolana, marcada por una grave recesión económica, una inflación descontrolada, escasez de alimentos y medicinas, y una masiva migración de venezolanos en busca de mejores condiciones de vida en otros países.
Es por ello que, en 2015, se produjo una primera ola migratoria venezolana hacia Perú, seguida por una segunda en 2018 hasta principios de 2020. Esto llevó al país a recibir un total de 1.6 millones de migrantes venezolanos en 2023 (CIUP, 2023), convirtiéndose en el segundo país, después de Colombia, en recibir una gran cantidad de población migrante.
Siendo Perú históricamente un país de emigrantes, ahora se enfrenta a esta nueva realidad con la llegada de personas de otros países. Este intercambio cultural ha impactado en los aspectos económicos, sociales y políticos, generando tensiones. En respuesta a esta situación, el Gobierno tuvo que implementar políticas públicas para lograr una integración pacífica de la población venezolana en el país.
En este contexto, este trabajo tiene como objetivo analizar la implementación de políticas públicas en el sistema educativo peruano para la integración de los estudiantes venezolanos, estimados en 330 mil. Para ello, se basa en la recopilación de entrevistas y la observación de aulas en diferentes instituciones educativas en la ciudad de Lima, con el fin de obtener una visión completa de la situación.
Se realizaron entrevistas a figuras clave como directores, docentes, padres y estudiantes, abordando temas como la formación docente, gestión institucional y pedagógica, clima laboral e inclusión estudiantil. Además, se observaron clases para verificar la información proporcionada en las entrevistas. Específicamente, se indagó sobre la inclusión y participación de la población venezolana en las instituciones educativas. Este trabajo representa el resultado de un estudio de 3 meses que busca presentar la situación de los estudiantes venezolanos en diversas escuelas del Perú.
Desarrollo
Rol del Estado
Durante el 2016, en el contexto de la migración venezolana y las migraciones en medio oriente hacia Europa, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publica la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes. El objetivo principal de esta declaración es mejorar la gestión de la migración a nivel internacional, proteger los derechos de los refugiados y migrantes, y establecer medidas para abordar la xenofobia y la discriminación (ACNUR, 2016). Propone principios básicos para garantizar una respuesta más coordinada y efectiva a los flujos migratorios, proteger a los refugiados y migrantes, y promover una migración segura, ordenada y regular.
Siendo el Perú un estado miembro, se comprometió a firmar este pacto. Entre sus obligaciones se incluye la prestación de servicios básicos, como la educación, así como promover la inclusión y cohesión social. En este sentido, el Estado ha llevado a cabo acciones para cumplir con estas obligaciones, como la publicación de normativas ministeriales para la inclusión de venezolanos en las escuelas de Lima y la asignación de presupuestos.
Entre las normativas ministeriales que llevó a cabo el Estado se encuentra el Decreto Supremo N° 010-2019-MINEDU, en el cual se establece que la convalidación es un medio que asegura la trayectoria educativa de los estudiantes. Es decir, permite que los certificados de las personas que hayan cursado sus estudios primarios o secundarios en otros países sean válidos en Perú y, por ende, puedan continuar sus estudios medios o superiores en Perú.
Sin embargo, se descubrió que varias escuelas públicas, entre ellas una Institución Educativa Técnico Productiva, no validaban los certificados de estudios de primaria provenientes de otros países. El director de esta institución explicaba que no podían convalidar estos certificados debido a que la escuela no ofrecía el nivel primario, careciendo así del personal capacitado para evaluar los certificados correspondientes a ese nivel educativo. Esta situación impedía a los estudiantes migrantes continuar con su educación secundaria. Se estima que alrededor de 12,500 instituciones educativas en el Perú enfrentan esta problemática (ESCALE, 2023), lo que restringe el acceso al sistema educativo y amplía las brechas educativas. Esta situación obliga a los estudiantes a desplazarse largas distancias para poder acceder a una institución educativa pública, ya que su ingreso a una institución educativa privada es limitado, especialmente para una población caracterizada por su precariedad y vulnerabilidad (Alcázar, L., Balarin, M., 2020).
La imposibilidad de que los migrantes ingresen a instituciones privadas se evidencia en los estudios realizados en un CEBE y en una Institución Educativa Privada. Estas instituciones pueden cobrar pensiones que rondan los 600 soles, equivalente a la mitad de un sueldo mínimo en Perú. Si consideramos que los venezolanos, en promedio, ganan entre 1000 y 1300 soles y tienen dos hijos (Unicef, 2021), se vuelve imposible costear estas pensiones, por lo que para la gran mayoría su única opción viable es acudir a la escuela pública.
Sin embargo, como se mencionó anteriormente, la escuela pública también presenta barreras burocráticas que impiden a los migrantes continuar con sus estudios. Además, gran parte de los venezolanos menores de edad se ven obligados a trabajar para ayudar con los gastos familiares, lo que les impide asistir a la escuela (Alcázar, L., Balarin, M., 2020; Unicef, 2021). Así, tanto los factores económicos como los obstáculos estatales explican por qué solo el 57% de los migrantes se encuentran estudiando.
Actitud de directivos y docentes
A pesar de los obstáculos y desafíos que han tenido que superar los ciudadanos venezolanos para acceder a la educación en el sistema peruano, una cantidad significativa ha logrado sortear estos desafíos y completar exitosamente tanto su educación primaria como secundaria en Perú. Se estima que un número aproximado de 120 mil niñas, niños y adolescentes venezolanos se encuentran actualmente matriculados en instituciones de educación básica regular de carácter público en el país (MINEDU, 2022).
Ante la recepción de estudiantes migrantes en escuelas públicas, los directivos y docentes se han preparado y capacitado para enfrentar esta nueva realidad educativa. Esto se considera crucial debido a la importancia de que las instituciones estén adecuadamente equipadas para manejar las diferencias culturales y posibles conflictos que puedan surgir a raíz de la presencia de estudiantes migrantes. La falta de preparación en estos temas por parte de los docentes y directivos puede obstaculizar la integración exitosa de estos estudiantes.
Para abordar esta necesidad, se llevaron a cabo diversas capacitaciones a nivel nacional, especialmente en Lima Metropolitana, la cual recibe la mayor cantidad de población migrante. En la Institución Educativa Técnico Productiva, por ejemplo, el director menciona la visita de especialistas del Ministerio de Educación (MINEDU) para instruir a los docentes en atención a la diversidad. Además, la escuela impulsa diversas actividades extracurriculares para fomentar la integración de los estudiantes extranjeros en las dinámicas sociales, culturales y educativas, generando un ambiente positivo que fortalece la confianza en la comunidad educativa.
Por otro lado, el CEBE, a pesar de no tener población migrante al ser una escuela privada, su directora destaca que, al ser un colegio de educación especial, la diversidad está implícita en sus actividades diarias. La atención a la diversidad se considera uno de sus principales enfoques, lo que implica que sus maestros están bien preparados para atender a poblaciones migrantes.
Los docentes, al provenir de diversas regiones, expresan que, al haber experimentado la migración de un lugar a otro, se sienten más sensibles hacia estos temas por haberlo vivido en sus propias vidas. Además, varios maestros de las escuelas entrevistadas han trabajado con poblaciones vulnerables, incluidos migrantes, y cuentan con experiencia en estos temas. Por ejemplo, una maestra del CEBE relata su experiencia de trabajar durante seis años con población refugiada y migrante, procedente de países afectados por conflictos como Ecuador, Colombia y naciones de Oriente Medio como Siria e Irán. Esta vivencia fue significativa para ella, dejándole una huella profunda debido a las situaciones que enfrentaban los niños refugiados. Asimismo, la maestra de una Institución Pública Secundaria compartió su experiencia en Suecia, donde participó en un proyecto de integración del ciclo cero para estudiantes en la selva central, lo que amplió su perspectiva y conocimientos sobre la educación en contextos migratorios.
Entonces, se espera que tanto los maestros como los directivos de escuelas públicas y privadas estén debidamente preparados para recibir e integrar con éxito a la población venezolana en la comunidad educativa, al menos en teoría. Sin embargo, a pesar de las capacitaciones y experiencias previas, los docentes no han abordado de manera efectiva algunos casos de violencia que se han presentado en las instituciones. Los estudiantes mencionan que los maestros se limitan a hablar y ofrecer charlas, pero no enfrentan el problema de raíz. Incluso, algunos docentes y directivos prefieren ignorar los casos de violencia o discriminación, como ha sucedido en la Institución Educativa Privada. También un estudiante de la Institución Secundaria Púbica mencionó la existencia de casos de violencia en la Institución Educativa (IE), identificándolos como una forma de bullying. Aunque se han realizado charlas sobre este tema, él considera que no son suficientes.
Relación con sus pares
Analizar la relación con los pares es fundamental si se quiere saber cómo ha sido la inclusión de ciertos grupos en distintos entornos, ya que el tiempo transcurre entre ellos, más que con las autoridades o instituciones públicas.
Una maestra de la Institución Educativa Técnico Productiva menciona que, al inicio, los estudiantes migrantes experimentaban nerviosismo y dificultades para entender las dinámicas sociales y culturales al llegar a Perú. Esta reacción es común, puesto que al ir a un lugar nuevo se produce un choque cultural que, psicológicamente, lleva a la introversión debido a la novedad del entorno, las diferencias culturales y las barreras socioeconómicas (Oberg, 1954). Sin embargo, se espera que este choque disminuya con el tiempo, permitiendo que la persona se adapte a la nueva realidad. La misma maestra confirmó que, con el tiempo, los estudiantes migrantes lograron adaptarse. Se han vuelto más participativos, atentos y educados. De hecho, algunos de ellos incluso han asumido roles de delegado en sus clases y participan activamente en diversas actividades escolares.
De manera similar, en la Institución Pública Secundaria, el docente mencionó que hay estudiantes venezolanos estudiando ahí varios años y que son muy competentes en sus actividades y se han adaptado bien. Así mismo, un estudiante de la misma IE comentó que, para integrar a los migrantes, la IE ha llevado a cabo actividades que incluyen discusiones sobre la experiencia de ser extranjero y cómo se sintieron al mudarse al país. Además, indicó que los estudiantes migrantes han formado grupos tanto de chicas como de chicos, indicando un nivel significativo de integración en la comunidad escolar. Estos resultados son el fruto de las actividades extracurriculares llevadas a cabo por las instituciones educativas (IIEE) con el objetivo de integrar a los migrantes, y es evidente que han generado impactos positivos; así como también de la buena apertura que tienen los jóvenes para con las demás personas.
Lamentablemente, se han registrado incidentes de violencia entre estudiantes venezolanos y peruanos en dos Institución Educativas Secundarias de Lima Norte. Por ejemplo, se reportaron casos en los que hubo conflictos entre compañeros de ambas nacionalidades, incluso por situaciones triviales, como un roce. Según la directora de la Institución Pública Secundaria, aquellos estudiantes con problemas familiares son los que enfrentan mayores dificultades para adaptarse. Esta misma visión es compartida por el director de la Institución Educativa Técnico Productiva:
“(…) Acá hay un chico que tiene problemas de agresividad, violencia porque la situación de abandono en la que crecen y si bien tienen a la mamá, la mamá trabaja y acá hay que reconocer que el venezolano que trabaja es de once a catorce horas, aparte tiene que poder pagar casa, habitación entonces, ese chico ha crecido así…facilidad de expresión oral, participación y actitudes de comunicaciones por parte de venezolanos ante sus pares peruanos”
Esta situación no es simplemente una percepción de los directivos, sino un desafío que han enfrentado y continúan enfrentando muchos ciudadanos venezolanos. Se estima que 5 de cada 10 padres tuvieron que dejar a sus hijos por un tiempo cuando emigraban, exponiendo a los adolescentes a situaciones de inseguridad, violencia y explotación (Unicef, 2021). Con base en estas experiencias, se podría esperar la existencia de casos de violencia escolar. Afortunadamente, los directores y maestros de ambas instituciones han respondido adecuadamente a estos casos, tomando medidas para prevenir futuros incidentes.
No se han identificado casos específicos de discriminación en las escuelas entrevistadas. Sin embargo, se han observado situaciones que involucran principalmente bromas o insultos relacionados con el peso o el color de piel. Estos comentarios se centran en el aspecto físico de las personas y parecen afectar a estudiantes de ambas nacionalidades.
A pesar de estos incidentes aislados, es crucial destacar que la gran mayoría de los estudiantes venezolanos han logrado integrarse exitosamente en las dinámicas escolares. Se relacionan con sus compañeros de manera igualitaria, siendo percibidos como parte integral de la comunidad estudiantil. Después de las clases, participan en actividades como juegos, fiestas y otras interacciones sociales, lo que ha permitido la creación de un ambiente más cercano entre ellos. Algunos estudiantes mencionan que los chicos y chicas venezolanas muestran una mayor apertura y libertad para compartir, lo que les permite establecer vínculos más fuertes entre ellos. Esta diferencia de actitudes se percibe en contraste con algunos estudiantes peruanos, quienes tienden a ser más reservados en comparación.
Conclusiones
Las acciones adoptadas por el Estado para integrar a la población venezolana, aunque loables, han mostrado ciertas limitaciones y falta de un liderazgo claro en su orientación. Históricamente, el enfoque estatal se centró en atender a los peruanos en el extranjero, careciendo así del equipo y experiencia necesarios para gestionar de manera efectiva las migraciones hacia el país. A pesar de esto, es importante reconocer el esfuerzo de los funcionarios estatales, quienes, dentro de las limitadas estructuras burocráticas, han trabajado arduamente para proporcionar la mejor asistencia posible a esta población migrante.
Es cierto que los directivos y docentes pueden carecer en ocasiones de la capacitación necesaria o pueden no tomar las medidas adecuadas para prevenir ciertos casos de acoso y violencia. Sin embargo, es innegable su disposición y compromiso para ayudar a sus estudiantes, asegurando que se integren de manera efectiva en una comunidad educativa sólida y unida.
Además, es crucial resaltar la relación entre pares. A pesar de algunos casos aislados de acoso y violencia, se evidencia una notable adaptación de la mayoría de los estudiantes venezolanos. Esto se atribuye a la disposición de los estudiantes peruanos para conocerlos y establecer amistades, lo que refleja una cultura de respeto e interculturalidad en las instituciones educativas entre adolescentes. Esto es especialmente destacable en las escuelas públicas, las cuales siempre han convivido en contextos de diversidad, enriqueciéndose aún más con esta experiencia.
Reflexión personal
Durante un largo tiempo, el tema de los venezolanos en Perú me ha intrigado profundamente. En las clases, cuando se trataban aspectos sociales, económicos, políticos o culturales, y se mencionaban distintos grupos como los pobres, los ricos, los migrantes internos o se abordaba la perspectiva de género, solía intervenir con un comentario: ‘Profesora, ¿y qué hay de los chamos de hoy en día?’ Aunque el término ‘chamo’ podía resultar gracioso, mi intervención iba más allá de eso; era una forma de visibilizar este grupo como un factor importante dentro de los análisis académicos.
Mi interés por visibilizarlos se debe a mi larga fascinación por aquellos grupos sociales excluidos, ignorados y cuyos derechos suelen ser vulnerados. No es solo otorgarles visibilidad y reconocimiento superficial, sino que considero que los grupos oprimidos deben luchar por su reconocimiento social, a través de sus propios esfuerzos, sin sentirse víctimas, sino como verdaderos luchadores.
Este interés me llevó a hablar sobre los venezolanos. Analizar su situación ha ampliado mi comprensión sobre la realidad venezolana en las escuelas del país. He aprendido que no es suficiente hablar, sino actuar efectivamente para prevenir casos de violencia. Entendí que esperar mucho del Estado, con su enorme burocracia, puede no ser la mejor opción. También comprendí que las actividades extracurriculares son fundamentales para la integración, y que la buena acogida entre pares es clave para construir un aula, una escuela, una comunidad, un país y un mundo mejor.
Referencias Bibliográficas
ACNUR. (2023). Declaración de Nueva york para refugiados y migrantes. EEUU: ACNUR. Recuperado de https://www.acnur.org/declaracion-de-nueva-york#:~:text=Esta%20declaraci%C3%B3n%20reafirma%20la%20importancia,en%20situaci%C3%B3n%20de%20movilidad%20humana.
Alcázar, L., & Balarin, M. (2020). La inclusión educativa de NNA migrantes venezolanos en el Perú: Una política que no se puede nombrar. http://repositorio.grade.org.pe/handle/20.500.12820/687
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Ministerio de Educación. (2023, 02 de diciembre). 12500 escuelas no cuentan con instrucciones educativas primarias. Escale: Lima. Recuperado de https://escale.minedu.gob.pe/.
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Oberg, K. (1954). Cultural shock. Adjustment to New Cultural Enviroments.
Unicef. (2021). El derecho a estudiar: Inclusión de niños, niñas y adolescentes migrantes venezolanos al sistema educativo peruano. Lima. Recuperado de https://www.unicef.org/peru/media/10491/file/Derecho%20a%20estudiar.pdf
Soy un estudiante del séptimo ciclo en la carrera de educación. Mi formación me ha permitido desenvolverme en relaciones sociales y comunicación. Mi enfoque principal recae en el análisis social, donde he dedicado mis esfuerzos a explorar las complejas dinámicas que rigen nuestra sociedad. Durante este tiempo, he participado activamente en proyectos de investigación que han contribuido significativamente al entendimiento de las necesidades y desafíos que enfrenta nuestra comunidad. Mi compromiso se centra en proponer soluciones innovadoras que puedan tener un impacto positivo, especialmente en aquellos sectores más vulnerables de la sociedad. Mi objetivo es seguir contribuyendo al desarrollo y bienestar de nuestra sociedad a través de mi pasión por el análisis social y la comunicación, mientras aplico mis conocimientos en filosofía y educación para enriquecer mi perspectiva y habilidades.
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