El sedentarismo consume nuestras vidas e influye en la salud de la sociedad dando paso a una serie de enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad e hipertensión. Las cuales matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes que se producen en el mundo. A esto se suma que 15 millones de estas muertes ocurren en personas de entre 30 y 69 años. Y el 85% de estas muertes, consideradas «prematuras», ocurren en países de ingresos bajos y medianos (OMS, 2021). Estas cifras nos invitan a reflexionar sobre el Día de la Educación Física y el Deporte.
Finalidad de la Educación Física
La educación física propone no sólo la conservación y el desarrollo de la salud. Sino que promueve el aprendizaje de planear, desarrollar y evaluar acciones concretas para logro del potencial del desarrollo físico y el conocimiento del cuerpo, menciona el Instituto Peruano del Deporte. En el Reglamento de la Ley N° 30432, Ley que promueve y garantiza la práctica del deporte y la Educación Física en los diferentes niveles de la educación básica pública, se define a la Educación Física como “un área pedagógica que contribuye al desarrollo integral de la persona a través de la construcción de la corporeidad, la generación de una conciencia sociocrítica hacia el cuidado de la salud y el desarrollo de habilidades sociomotrices”.
En el mapa interactivo, se puede observar la participación de personas en campañas de masificación deportiva del 2019 al 2021, según el Instituto Peruano de Deportes (IPD). El IPD puso en marcha un plan de incentivos y modernización con el objetivo de generar oportunidades de desarrollo y masificación del deporte a nivel nacional, en coordinación y capacitando a las municipalidades.
En el contexto de pandemia 2020-2021, por un lado, las cifras bajaron significativamente, menos en las regiones de Huánuco, Ica y Piura. Por otro lado, no se ha podido cuantificar en muchas regiones por el contexto de pandemia. En cifras totales, a nivel nacional, se pasó de un total de 1 486 332 participantes registrados a nivel nacional en el 2019 a 18 851 en el 2020 y a 156 316 en el 2021. Lo cual muestra una caída drástica en el número de personas en actividad física que participan en campañas. Por las restricciones por medidas de bioseguridad, se entiende esta baja. Sin embargo, es importante que como Estado se generen espacios para el desarrollo de actividad física, ya que esto es vital para el desarrollo integral de las personas.
Relación entre Educación Física y psicomotricidad
La Educación Física se configura como vehículo que busca contribuir a la educación integral del estudiante mediante su aporte en la psicomotricidad. La psicomotricidad ocupa un lugar importante en la educación, ya que está demostrado que, con especial énfasis, en la primera infancia existe interdependencia en los desarrollos motores, afectivos e intelectuales. El investigador Javier Mendiera (2008) refiere que la psicomotricidad educativa es un conjunto de teorías y prácticas de la psicomotricidad aplicables en la escuela. Esta pretende alcanzar la globalidad de las y los niños (desarrollo equilibrado de lo motor, lo afectivo y lo mental) y facilitar sus relaciones con el mundo exterior.
La psicomotricidad se propone, como objetivo general, desarrollar o restablecer, mediante un abordaje corporal (a través del movimiento, la postura, la acción y el gesto), las capacidades del individuo. Se puede incluso decir que pretende llegar por la vía corporal al desarrollo de las diferentes aptitudes y potencialidades del sujeto en todos sus aspectos (motor, afectivosocial, comunicativo-lingüístico, intelectual-cognitivo).
Interculturalidad y educación física
Grimaldo Rengifo (2012) en Interculturalidad y educación física en la escuela rural andina nos invita a repensar la educación física desde otros horizontes, el de los pueblos andinos y amazónicos de nuestro país sobre las visiones del cuerpo, la mente y su relación.
En la escuela, la educación física tiene un lugar específico y limitado a unas cuantas horas en el horario escolar semanal. Los cursos más valorados son matemáticas y comunicación, seguidos de otros cursos donde se prioriza el desarrollo de operaciones mentales asociadas a la capacidad de abstraer. Esta práctica escolar muestra en la realidad escolar una relación que difiere del ideal equilibrio entre mente y cuerpo. Lo que contradice la visión de armonía y desarrollo integral (biopsicosocial) que propone la educación física y el deporte.
Distinto a esto sucede en la educación comunitaria. Ahí es necesario este equilibrio entre mente y cuerpo para la realización de actividades para la vida y su disfrute en espacios como la chacra, el río, el lago, el monte, etc. De este modo, menciona Grimaldo, “el movimiento del cuerpo que realiza un niño o niña cuando realiza tareas chacareras o de pesca, sea en los Andes o en la Amazonía, queda fuera del marco de la educación física escolar. A pesar de lo bien sintonizado que se hallan sus movimientos corporales con la regeneración de la naturaleza en la que anida”.
El investigador y docente termina por mencionar como recomendación que su “objetivo es explorar escenarios donde la diversidad de modos de vida. Y con ella la diversidad de movimientos corporales y sentidos de lo que llamamos “cuerpo” encuentre un lugar en lo que ahora conocemos como educación física. Si solo tomamos uno de ellos como referencia, sea este incluso el andino, podemos como docentes continuar la vieja prédica colonizadora. Evitando lo que ahora es una demanda comunera: hacer de la educación un ejercicio de crianza de la diversidad cultural”.
Gestora y docente en programas de formación, con enfoques intercultural y de género, en educación rural, formación docente inicial y en servicio, Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y Educación Intercultural (EI).
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