Educación Religiosa y espiritualidad en el contexto educativo peruano

La Educación Religiosa (de carácter cristiano-católico) en las instituciones educativas tiene como objetivo principal transmitir conocimientos y valores religiosos a los estudiantes mientas desarrollan su inteligencia espiritual (Zohar y Marshall, 2001 en Naranjo y Moncada, 2018). Sin embargo, se ha observado que, en lugar de acercar a los alumnos a la religión, genera desconexión o rechazo. Este fenómeno nos invita a pensar el porqué de la Educación Religiosa como curso y si es que es realmente necesario presentarlo como tal dentro de la educación o si es que se debería de plantear como un aspecto que se tendría que llevar a cabo de forma integral por medio de la formación actitudes/valores.

En la actualidad, la Iglesia Católica tiene una influencia significativa en la forma en que se imparte la Educación Religiosa y en la percepción que los alumnos tienen de la religión. Por ello, si bien es cierto que la Iglesia Católica (en especial el Papa Francisco) ha intentado acercarse a la juventud, como se puede evidenciar en el caso del documental “Amen” (2023)[1], esta institución sigue siendo percibida como adversa al cambio y que no permite, ni acepta, nuevas formas de expresión (casos como la postura sobre la Comunidad LGBT+, las identidades de género, etc.). Como explica Torres (2018), la población católica juvenil se redujo al 69% en el 2015, reflejo de la percepción histórica conservadora de la institución por parte de esta población etaria.

Niño estudiando.
© Pexel &SauloLeite

Por otro lado, la Educación Religiosa está planteada como parte del Currículo Nacional de Educación del Perú (2016), en específico, en las competencias 30 y 31 las cuales son: “Construye su identidad como persona humana amada por Dios, digna, libre y trascendente, comprendiendo la doctrina de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son cercanas” y “Asume la experiencia del encuentro comunitario con Dios en su proyecto de vida en coherencia con su creencia religiosa”; si bien es cierto que estas competencias se desarrollan en el área de Educación Religiosa, el mismo Currículo Nacional explica que esta área puede ser exonerada si es que el alumno no profesa la fe católica. No obstante, en el perfil de egreso de los estudiantes se espera que “el estudiante comprende y aprecia la dimensión espiritual y religiosa en la vida de las personas y de las sociedades” (MINEDU, 2016), lo que invita a cuestionarnos el cómo un alumno que es exonerado de este curso podría desarrollar estas habilidades si es que no llevó a cabo la materia.

Uno de los objetivos que debería brindar la Educación Religiosa es que el alumno comprenda el aporte cultural que ha hecho la religión al patrimonio espiritual, como mencionan Meza y Reyes (2018). Del mismo modo, la Educación Religiosa permite comprender la religión, lo religioso y la religiosidad, es decir, todo aquello que compone y cómo es que esto favorece al crecimiento de la persona. Por ello, se debería de trabajar de forma conjunta para permitir que el alumno trabaje los contenidos en los distintos niveles y dimensiones; permitiendo un mejor desarrollo, no solo de la fe, sino del pensamiento crítico y la reflexión (MINEDU CL, 2020). Bajo este sentido, el desarrollo de la Educación Religiosa se relaciona con el pensamiento crítico de modo que, la Inteligencia Espiritual permite que los alumnos no solo piensen de forma aislada, sino que reflexionen y actúen en un sentido comunitario y personal simultáneamente (López, Moya y Vargas, 2022).

Frente a este panorama, el objetivo de esta investigación es analizar el impacto de la Educación Religiosa en la formación de las personas. Para su desarrollo se centra en una etnografía comparativa horizontal de las experiencias de vida de cuatro estudiantes (de los cuales dos son católicos y dos son considerados ateos o agnósticos) de un colegio católico limeño no tradicional. Esto se realiza con el objetivo de analizar el impacto del curso de Educación Religiosa en su forma de ver y profesar la fe. Esto se va a llevar a cabo mediante Entrevistas abiertas centradas en tres ejes principales: 1) visión personal de la fe y su entendimiento; 2) relación con la Iglesia Católica como institución; y 3) impacto del curso de Educación Religiosa.

Esta investigación sostiene que la Educación Religiosa es necesaria, pero que no debería de ser presentada únicamente desde el punto de vista cristiano-católico, ya que esta tiene como objetivos: 1) Analizar lo sagrado, 2) problematizar las convicciones personales relacionadas con la fe desde una crítica interna, 3) Conocer y profundizar en distintas interrogantes relacionadas con las creencias y 4) comprender el mundo cultural desde la fe (Meza y Reyes, 2018). Estos objetivos no se podrían lograr si es que la Educación Religiosa se centra únicamente en la religión católica, ya que impediría que el estudiante termine por analizar y comprender las diversas formas de ver el mundo y la espiritualidad, y limitaría a la comprensión católica y, por consecuente, limitaría el desarrollo del estudiante.

Bases conceptuales para comprender la Educación Religiosa

La religión en sí misma es un fenómeno propio del ser humano que implica comprensión y trabajo, es el deseo de buscar la trascendencia, es decir, buscar salir de la “norma”, buscar al “Ser” (que es todo aquello que no se puede ver, oír ni tocar, sino que es aquello observable en acción con lo que nos rodea) (Armstrong, 2009). Por ello, el ser humano es un ser que desea alcanzar la trascendencia (aquello que es desconocido y que no puede ser alcanzado) por medio de todas las cosas (asignándoles valores diferenciados); y a este medio de conexión con la trascendencia, se le conoce como espiritualidad; aquello que analiza el interior por medio de la interacción. Es decir, la religión se fundamenta por medio de los vínculos sociales (relación con la otredad) que se enfocan a la trascendencia y a la comprensión de fenómenos que se distancian de la comprensión.

Como menciona Girad (1983), la religión es el catalizador para que el ser humano pueda vivir en sociedad, en donde la violencia (el conflicto), deje de ser un sin sentido, sino que se vuelva en el medio para poder darle un significado a algo. Del mismo modo, plantea cómo es que el “deseo” se convierte en motivo de violencia; es aquello que anhelamos, no por el objeto en sí, sino por lo que le genera al otro (la mímesis). El deseo, según Girad, demuestra la dependencia del ser humano ante lo religioso; es la evidencia que relaciona la violencia (el conflicto) con la cercanía a la divinidad, es el medio que explica cómo es que el pensamiento religioso se establece frente a la violencia. La violencia deja de ser un sinsentido y se convierte en un rasgo positivo; un ejemplo de ello es la Eucaristía (rito católico), en donde el acto violento (la muerte de Jesús), deja de ser visto como tal y se convierte en un medio para poder alcanzar al deseo (acercarse a Dios) por medio del símbolo de la repartición del pan y del vino.

Educación Religiosa
©Pexels

Con esta lógica, la Educación Religiosa debería de convertirse en una herramienta que permita que el estudiante haga un análisis de aquello en lo que cree. Para ello, es necesario que desarrolle el pensamiento crítico para evitar el dogmatismo o en una mala praxis religiosa y termine auto engañándose, en la mala búsqueda del deseo y, por consecuente, en una constante insatisfacción que genera la búsqueda de culpables por aquello que no puedo conseguir (el deseo, mencionado por Girad, 1983). Este hecho hace que, en la actualidad, sea de suma importancia enseñarles a los alumnos a cómo es que tenemos que guiar al deseo, el cual ha sido distorsionado por el consumismo y nos invita a acercarnos a modelos cada vez más inalcanzables (como puede ser el caso de las tendencias, las cuales cada vez duran menos y el deseo se convierte en un vicio). Complementando el punto anterior, la Educación Religiosa tiene que preparar al estudiante para que este pueda tomar una postura frente a la búsqueda de sentido de la vida, comprendiendo los valores y significados de la religión.

Por otro lado, como mencionan Bonilla y Peñaranda (2019), la Educación Religiosa católica (en el panorama mundial), no posee un consenso pleno sobre su enfoque. Si bien es cierto que se comparten los valores, el mensaje y la vivencia católica, y todo el contenido está directamente relacionado con la Iglesia Católica; este tipo de educación también se relaciona con el carisma y la identidad de la institución educativa que la imparta, teniendo libertad según su congregación. No obstante, el fin sigue siendo el mismo; desde una visión occidental, la enseñanza de Jesús y la tradición del cristianismo para que estos se proyecten y se hagan evidentes en la vida del estudiante en sus diversos niveles (personal, familiar, comunitario, político, social, etc.).

Estas dos visiones de la Educación Religiosa (Educación Religiosa en sí y Educación Religiosa Cristiano-Católica) nos ofrecen un mejor panorama de a lo que se hace referencia cuando se habla de este tema y nos invitan a profundizar en la materia impartida. Esto debido a que, de un lado, sirve para que los alumnos puedan desarrollar su pensamiento crítico y analicen el significado de su vida, mirando todos los factores que la conforman desde una mirada religiosa; sin embargo, este mismo ejercicio se puede desarrollar en otras áreas sin necesidad de abordar los temas de la fe, como puede ser el caso de Desarrollo Personal Cívico Ciudadano (curso que busca que los alumnos se valoren desde el ámbito social). Entonces, las preguntas serían, ¿Cuál es la importancia del valor agregado del curso de Educación Religiosa? ¿Por qué se tiene que desarrollar la espiritualidad necesariamente como un curso? Si bien es cierto que, a lo largo del marco teórico se ha explicado la importancia del entender la religiosidad de la persona, esto no quiere decir que se tenga que desarrollar necesariamente dentro del aula, ya que la misma religiosidad te invita a explorar con libertad, aspecto que, considero que no se podría desarrollar en su totalidad bajo la modalidad de un área académica y se tendría que fomentar por medio de otras actividades.

Propuesta metodológica para analizar las experiencias con la Educación Religiosa

Para la elaboración de este trabajo se realizaron tres entrevistas semiestructuradas de carácter etnográfico a tres alumnas egresadas de un colegio laico limeño (Perú) de clase media alta. Para ello, se tomó en cuenta su fe (la profesen o no) y el haber llevado el curso de Educación Religiosa de forma regular durante su formación básica. La duración de las entrevistas fue de un aproximado de 35 minutos y se abordaron tres campos temáticos: 1) ¿Cómo entienden la espiritualidad?; 2) ¿Qué perspectiva tienen de la Iglesia Católica?; y 3. ¿De qué forma impactó el curso en su forma de comprender la Espiritualidad?

La Educación Religiosa, como menciona el Currículo Nacional de Educación Básica Peruana (2016), debe permitir que el estudiante comprenda la trascendencia de la dimensión espiritual y religiosa con la finalidad de que pueda reflexionar sobre su compromiso ético respecto de la construcción de un mundo más justo teniendo en cuenta otro tipo de cosmovisiones; es decir, al egresar, el alumno debe ser capaz de entender la trascendencia desde su propia espiritualidad, entendiendo que no es la única forma de ver la trascendencia y que debe respetar las distintas formas de entenderla. Este valor agregado planteado por el curso nos permite conocer el porqué de este, no obstante, a partir de los testimonios de las exalumnas, se analizará si es que se pudo desarrollar todo aquello que se buscaba desde un principio.

Sobre la espiritualidad como un aprendizaje social

Las entrevistas realizadas parecen sugerir que todas las entrevistadas pudieron desarrollar su espiritualidad, explicando porqué o por qué no creen. Fernanda, pese a ser atea, explicó cómo ella percibe la espiritualidad y cómo es que ve su impacto en las otras personas:

Alumna leyendo la biblia.
©Freepik

R: Cuéntame este es un tema que te habría llamado alguna vez la atención durante tu formación o simplemente fue, digamos, como este terreno nublado, medio confuso.

F: Sí, o sea: creo que es algo que, o sea, ya dije: no creo en Dios, como que no llegué a cuestionarlo tanto porque, al menos yo, siento que no es como algo que de verdad afectará o no mi vida; entonces, cuando yo tuve esa creencia ya establecida, como que no hubo tanto cuestionamiento posterior.

R: Bien, no sé si quieras comentar algo más sobre el aspecto espiritual

F: No, creo que .no, para mí siempre va a ser algo bonito, algo que respeto de las personas pero que no comparto.

Catalina explica que su forma de entender la espiritualidad se relaciona con una sensación de calidez que complementa su experiencia de vida:

R: Por ejemplo, hay personas que la menciona como una como una sensación no digamos una calidez. Tú ¿Cómo la describirías?

C: Creo que iría por la misma línea mi definición o bueno la forma en la que escribiría la espiritualidad siento que definitivamente es una sensación fue que sea de calidez pueda que sea de abrigo de apoyo o algo por el estilo en mi experiencia al menos yo lo siento como una especie de sostenimiento.

R: Bueno, justo aprovechando esto último que he mencionado que ¿Cómo es el rol en la espiritualidad en tu vida?

C: En mi vida en específico la espiritualidad ha cobrado importancia desde hace unos años realmente durante toda mi vida no lo veía de esa forma, pero a raíz de que yo pasé por el programa de confirmación de mi colegio y comencé a tener una nueva forma de entender la fe; de entender mi espiritualidad al inicio construyéndola no es de Jesús no es de Dios sino desde mi propia persona mi propio ser y eventualmente conectándolo con estos elementos.

Estas dos visiones se complementan con lo mencionado por Patty:

P: (…) no siempre me tomo el tiempo de pensarlo tal cual, pero como dije e igual va a estar ahí es un punto de reflexión o de entendimiento de uno mismo. Creo que representa algo que va más allá de lo racional de mi relación con los otros necesariamente de mi relación con la carrera en la que me encuentre con las actividades, pero lo complementa le da como un sentido una dirección a todas esas cosas creo (…).

Esta sección permite evidenciar que, en efecto, las tres entrevistadas pudieron desarrollar su espiritualidad y lo ven como un tema interesante, en donde las personas buscan desarrollar algo más. Al mismo tiempo, las entrevistadas tuvieron una respuesta similar en cuanto a aquello que genera la espiritualidad en las personas, describiéndolo como algo “cálido que invita a hacer más”, es decir, presentan la espiritualidad como una reflexión social. Como menciona explica Armstrong (2009), este fenómeno humano busca la trascendencia y la conexión con el “Ser” y con todo aquello que nos rodea; esto se relaciona con los vínculos sociales que establecemos y se convierten en el medio que nos permite seguir descubriendo nuestra espiritualidad. En el caso de las entrevistadas, todas coincidieron en la visión de espiritualidad como medio de conexión con el otro y como forma de establecer comunidad. Del mismo modo, estos tres testimonios se relacionan con los mencionado con Girad (1983) respecto al deseo; la espiritualidad se convierte en el medio que permite que puedan acercarse al deseo, en este caso, el sentido de la vida construido desde la propia persona.

Sobre la espiritualidad como curso

El segundo hallazgo realizado fue sobre la perspectiva del curso en sí, y si es que pudieron desarrollar su espiritualidad en este. En primer lugar, Patty, a partir de su testimonio explica cómo es que el curso, al ser desarrollado como otro curso escolar (con tareas y entregas) en muchas ocasiones se convirtió en una carga académica más:

Espiritualidad desde el curso de Educación Religiosa
©Freepik

P: (…) En los primeros años secundaria fue más o menos la lectura de la palabra, de la biblia; me acuerdo que la recorrimos con Martín[2] prácticamente pero siento de que el curso de educación religiosa, al ser un curso de alguna manera y a tener tareas de unidades y cosas que entregar, pueden llegar a ser a que el contenido pase a ser como algo un poco más secundario para un estudiante escolar que está pensando en tengo que cumplir mi tarea entonces este puede que no ocurra ese real ejercicio de reflexión de que debería de impulsar el curso de por sí entonces. Yo me acuerdo estar tipo muy preocupada haciendo las infografías de Ceci[3] y este Concilio, pero de ahí, lo más lo más fundamental que puede quedar para la vida de uno, que es el motivo, es decir tal vez caer en una mayor realización de porque se considera creyente que es la iglesia para uno justo esa pregunta que me acaba de hacer que es algo que no solo pensaba tampoco este creo que tal vez debería ir un poco más por el lado de incitar a más reflexión (…).

En este sentido, el curso demostró cómo es que dejaba de lado el objetivo principal, el desarrollo de la espiritualidad del alumno, para enfocarse en el aspecto académico y el cumplimiento de las tareas. Del mismo modo, explicaba cómo es que su espiritualidad de desarrolló por otros aspectos, pero teniendo presente el curso:

P: (…) honestamente siento que mi forma de ver la espiritualidad fue como más moldeada por propias situaciones de la vida en donde sentí que necesitaba respuesta es decir el curso el curso por sí siento que me ha dado como bases para poder entender cómo funciona el mundo del catolicismo un poco tanto si es lo que de manera general en el que profesa y también o sea precisamente cómo se va administrando porque eso nos influye la duda manera u otra, pero sí de manera mucho más profunda (…) 

Por otro lado, Catalina explicó cómo es que, gracias al programa de confirmación de su colegio, pudo desarrollar mejor su espiritualidad, a diferencia del curso que, desde su experiencia, fue más un repaso de la historia de la Iglesia Católica:

C: (…) al menos a mí no me ayudaba a construir mi espiritualidad, lo veía como temas de historia de la biblia, historia de Jesús, todo ese tipo de cosas. Pero realmente, yo no sentía que podía construir mi espiritualidad en ese curso y creo que tiene sentido porque a fin de cuentas es un curso impartido a 30 chicos con un horario fijo en la semana se tiene que seguir una malla.

También, comentó que no le gustaba el curso, ya que lo sentía como algo que no le ayudaba a su formación:

C: Sí, yo detestaba el curso con toda mi alma, con todo mi ser. Me gustaba que se podía debatir, eso sí no lo puedo negar (…) los temas que tratamos, yo los veía totalmente obsoletos, no los veía lógico y si cuestionaba mucho eh su relevancia en mi formación.

No obstante, Fernanda presentó una visión diferente a las entrevistas anteriores, enfatizando en el hecho de que le curso le sirvió para desarrollar su espiritualidad:

F: Ah, bueno, la verdad es que me fue bastante bien en ese curso y sirvió bastante para establecer mis creencias por así decirlo, para cuestionarlo, porque mediante iba usando me daba cuenta de que no coincidía mucho con lo que me enseñaban; entonces me sirvió para eso supongo, siento que es importante en ese sentido o bueno fue muy importante para mí en ese sentido.

Con estas tres perspectivas es interesante ver cómo es que el curso fue una herramienta que fue de mejor ayuda para Fernanda, que es atea, y no para Patty y Catalina, que son católicas. Esto nos permite repreguntarnos cuál es el objetivo del curso, ya que aquellas personas que eran católicas sienten que no les permitió desarrollar su espiritualidad. Añadido a esto, como mencionó Patty, el que el curso tenga carga académica desvía el enfoque del alumno, buscando cumplir con las tareas por sobre el análisis de su propia espiritualidad. Este último punto presenta una contradicción en el curso ya que, al incorporar el desarrollo espiritual dentro del curso de Educación Religiosa, que es presentado como una materia más dentro del currículo limita su campo temático y enfoque, sesgando el conocimiento de la espiritualidad y la religión a la mirada católica. Al mismo tiempo, el que el curso se centre más en la historia de la Biblia y la Iglesia católica impide que los alumnos puedan explorar otros tipos de espiritualidades y religiones y, en caso de ser abordadas, se limitan a ser un punto anecdótico dentro de su formación.

Reflexiones sobre la enseñanza de la espiritualidad en contextos escolares

Espiritualidad
©Pexels

Ante esto surge la duda de ¿Cómo es que se califica la Inteligencia Espiritual de los estudiantes? ¿Solo se puede evidenciar con la presentación de trabajos o requiere de algún otro tipo instrumento para poder evidenciarla? Sobre la espiritualidad como curso, los hallazgos sugieren que las estudiantes lograron desarrollar su Inteligencia Espiritual a lo largo de su formación básica y que el curso ha tenido un impacto positivo en su formación y su vida post escolar. Sin embargo, mencionaron que sintieron que no pudieron desarrollar su Inteligencia Espiritual tanto como les hubiese gustado ya que el curso, por su naturaleza, requiere de temáticas específicas, trabajos y calificaciones. Por otro lado, la espiritualidad como un aprendizaje social, se puede ver cómo es que todas las participantes, han generado un vínculo de empatía con la población de creyentes y ven la espiritualidad como aquello que puede unir a las personas. Al mismo tiempo, sobre cómo es que ven su espiritualidad, si bien es cierto que mencionaron que es un aspecto del que no suelen preguntarse con frecuencia, todas la mencionaron que lo perciben como aquello cálido que las ayuda en los momentos difíciles y las orienta en sus decisiones.

Es importante mencionar que el trabajo realizado busca ser un primer acercamiento a la problemática del cómo enseñar Educación Religiosa en el Perú o si es que se debería de tomar otra alternativa; no obstante, es importante recordar que la investigación se realizó tomando en cuenta a tres exalumnas de un colegio laico, privado y que han tenido formación en humanidades después de su formación escolar. Por ello, es importante que se pueda diversificar la población para poder profundizar más en este aspecto, para evitar que generalice a esta población que, como ya expliqué, es una muy precisa.

Esta investigación nos invita a preguntarnos sobre el cómo se debería de enseñar la Educación Religiosa o si es que se tendría que enseñar Educación Religiosa, tomando en cuenta que el Perú es un país que cuenta con una cantidad amplia de cosmovisiones que no necesariamente comparte la visión con esta forma de enseñar la espiritualidad. A partir de esto, considero que sería importante que se replanteen los objetivos del curso según qué es lo que el currículo quiere desarrollar en los alumnos, según busque desarrollar una base teórica de la Religión o una base más vivencial de la espiritualidad.

Considero que es importante que este es un tema del que se tiene que seguir hablando ya que se ha simplificado el curso de Educación Religiosa (o Espiritual) a un curso de Educación Religiosa Católica o Educación en Historia de la Iglesia Católica y, en el caso del Perú como país laico, deja de lado diversas espiritualidades y cosmovisiones que presenta la sociedad. Añadido a esto, la formación en Inteligencia Espiritual es un aspecto fundamental en nuestra sociedad, ya que permite que los estudiantes puedan desarrollar un plan de vida no solo enfocado a su individualidad, sino mirando desde una mirada global y de comunidad.

Bibliografía

Armstrong, K. (2009) En defensa de Dios. Capítulo 1: El Homo Religiosus. epub-libre

Girard, R. (1983). La violencia y lo sagrado (P. Bernaus, Trad.). Anagrama. (Trabajo original publicado en 1972).

Meza, J. L. y Reyes, J. (2018). Pensar el objeto de estudio de la Educación Religiosa Escolar. Revista Electrónica de Educación Religiosa, 8(2), 1-24. Recuperado de http://reer.cl/index.php/reer/article/view/82

MINEDU (2016) Currículo Nacional de la Educación Básica.

Morales, B., Laurence, J., & Peñaranda Quintana, M. A. (2019). Identidad y fines de la Educación Religiosa escolar. Educación Religiosa escolar y educación para la paz. De la identidad a sus desafíos, 15-30. https://www.academia.edu/download/94064578/Identidad_y_fines_de_la_educacion_religiosa_escolar_final.pdf

Naranjo, S. & Moncada Guzmán, C. (2019). Aportes de la Educación Religiosa escolar al cultivo de la espiritualidad humana. Educación y Educadores, 22(1), 113-119. https://doi.org/10.5294/edu.2019.22.1.6

López Codina, R., Vargas Herrera, F., & Moya Marchant, L. (2022). Habilidades del siglo XXI y Educación Religiosa Escolar: Una interrelación necesaria para la formación íntegra del estudiantado. Revista De Educación Religiosa, 2(5), 40–58. https://doi.org/10.38123/rer.v2i5.262

Torres, A. (2018) El Futuro de la Iglesia. Los Retos del Catolicismo. IPSOS. Recuperado de: https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/publication/documents/2018-01/el_futuro_de_la_iglesia.pdf


[1] Documental en donde el Papa Francisco escucha a un grupo de jóvenes y dialoga con ellos sobre sus críticas/dudas/preocupaciones de la Iglesia Católica producido por Disney.

[2] Profesor de Patty del curso de Educación Religiosa durante 1ro y 2do de secundaria

[3] Profesora de Patty del curso de Educación Religiosa durante 3ro, 4to y 5to de secundaria

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Estudiante de Educación Secundaria con Especialización en Filosofía y Ciencias Histórico-Sociales de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Actualmente en el 7mo ciclo. Interés en Educación Musical, Teología, Gestión y Sistematización Educativa


Rafael Pollack Accinelli

Estudiante de Educación Secundaria con Especialización en Filosofía y Ciencias Histórico-Sociales de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Actualmente en el 7mo ciclo. Interés en Educación Musical, Teología, Gestión y Sistematización Educativa

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