Bienvenidos/as a la Unidad 2: «Prevención y atención de factores de riesgo en niñas, niños y adolescentes» del MOOC 3. Puedes descargar la guía de la unidad aquí, la actividad 1 aquí y la autoevaluación aquí. También puedes acceder al sílabo del MOOC 3 aquí.

Este curso MOOC ha sido creado por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en alianza con el Programa Horizontes de UNESCO Perú.

Esta Unidad está organizada de la siguiente manera:

Competencias

Crea un clima propicio para el aprendizaje, la convivencia democrática y la vivencia de la diversidad en todas sus expresiones con miras a formar ciudadanos críticos e interculturales.

Desempeños

  • Explica con argumentos basados en un enfoque de derechos, los factores de riesgo que viven sus estudiantes.
  • Analiza las causas de deserción/expulsión de sus estudiantes diferenciadas por género.

Producto

Ejercicio de análisis personal para identificar factores de riesgo y protección en la vida propia, así como los que pudieron generarse desde nosotros hacia los y las demás.


Factores de riesgo psicosociales en niños, niñas y adolescentes

María José Sánchez

En la Unidad 1 se enfatizó sobre la necesidad de comprender que la comunidad escolar es parte de los factores contextuales más importantes para el desarrollo de habilidades y resiliencia en niños, niñas y adolescentes. En ese sentido, se advierte lo importante que es transmitir una percepción realista, pero con altas expectativas sobre los y las estudiantes a fin de impactar positivamente en la propia construcción identitaria de estos sujetos.

Con el objetivo de profundizar en esta lógica de análisis les proponemos tomar en cuenta los siguientes puntos:

  • El desarrollo de los individuos no se da en forma aislada del contexto.
  • Todos los comportamientos de las personas deben ser entendidos tomando en cuenta el contexto en que los manifiestan.
  • En el curso de su existencia, las personas viven y se relacionan con una compleja red de sistemas sociales (o factores contextuales) relacionados, como lo son la escuela, la familia, los grupos de pares y otras instituciones o situaciones que influyen, en forma directa o indirecta, en su desarrollo.

Por tanto, las características de dichos sistemas (la escuela, la familia, las amistades, etc.) pueden convertirse tanto en factores protectores como de riesgo (Hein, A. 2004). Tomando en cuenta lo anterior, las familias podrían ser un factor protector o un factor de riesgo, dependiendo cómo se relaciona con los y las adolescentes. Pero también: las escuelas pueden ser un factor de protección o de riesgo, según sean las interacciones que en ellas viven los y las estudiantes.

¿Cuándo se está en riesgo?

La condición de estar en riesgo se define por la interacción de factores externos (influencia de pares, familia, escuela, comunidad y cultura) con vulnerabilidades individuales (características cognitivas, capacidad de resolución de conflictos, tolerancia a la frustración, etc.).

Todos y todas tenemos vulnerabilidades: dificultades, condiciones personales, situaciones complejas en nuestra propia historia familiar, sin embargo: estas dificultades no significan un riesgo por sí solas, se convierten en riesgos si no se
desarrollan en contextos favorables. Dina Krausskopf (2003) advierte que es muy importante ser precavidos/as porque conocer los factores de riesgo a los que se ve expuesto un/a adolescente (problemas en casa, desatención, etc.) no produce certeza total de que se vayan a dar dificultades en su desarrollo; más bien ayuda a estimar la probabilidad de que esto ocurra lo que nos ayuda a prevenir dichas dificultades con actuaciones concretas desde el ámbito escolar que es en el que tenemos mayor posibilidad de acción.

Es importante señalar que hay muchos casos de niños/as o jóvenes que, si bien se encontraban en una muy mala situación desde la perspectiva de los factores de riesgo, estos eran capaces de salir adelante logrando un desarrollo psicológico sano gracias a su capacidad de RESILIENCIA la que logran desarrollar gracias a un contexto favorable
es espacios como la escuela.

Constituirnos como factores de protección para los NNA

Hoy, en el contexto actual de la pandemia por el COVID- 19, los niños, niñas y adolescentes permanecen en sus hogares. Como se ha comprobado a través de denuncias, estadísticas y experiencias de vida propias y/o cercanas, las familias no constituyen per se un factor de protección. Al igual que sucede con la escuela, las familias corren el
riesgo de constituirse como factores de riesgo si no se autoevalúan y decostruyen prácticas naturalizadas.

Al respecto, la Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales ENARES de 2015 señalaba datos impactantes:

  • El 81, 3 % de adolescentes entre 12 y 16 años de edad han sido víctimas de violencia física y psicológica por parte de las personas con las que vive.
  • Del total, menos de 45% solicitó ayuda a un adulto/a de confianza.
  • El 37% de aquellos que solicitaron ayuda recibieron como consejo “que mejoraran su comportamiento para así evitar que los maltraten”.

Como podemos observar, al factor de riesgo VIOLENCIA EN EL HOGAR se le suman nuevos riesgos, por un lado, las pocas capacidades de pedir ayuda de los y las adolescentes (un reto a advertir por todo adulto/a acompañante de NNA); por otro la naturalización de la situación de parte de alguno/as adultos, así como la revictimización
del adolescente maltratado. ¿En qué momento se rompe la situación de violencia que vive el/la adolescente?

Solo a quincena de abril del presente año se tuvo reporte de 102 NNA víctimas de violencia sexual durante la cuarentena: 95 niñas y 7 niños. A ello se suma 704 denuncias de agresiones físicas contra niñas, niños y adolescentes. Se han atendido 508 casos de violencia contra las mujeres y 7 mujeres fueron víctimas de feminicidios. En sus
hogares.

¿De qué manera los adultos y adultas con el encargo social de acompañar NNA, es decir los y las docentes, nos organizamos frente a estos datos? ¿Cómo constituirnos como factores de protección para los NNA en situación de vulneración física, sexual o psicológica?

Datos de interés

  • Las experiencias de análisis de la relación escuela – familias destacan que si las familias no se relaciona de una forma totalmente adecuada con la escuela y el profesorado, es este último quien debiese enseñarles a hacerlo.
  • El rol docente incluye el compromiso ineludible con el derecho a una vida libre de violencia por parte de los NNA. Sin matices, sin peros. Nuestros propios procesos deconstructivos (nuestro propio proceso de aprendizaje sobre la violencia) no pueden hacernos demorar en la toma de acciones contra la violencia que detectemos en nuestros/as estudiantes.
  • Recomendamos la lectura profunda de los Lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y atención de violencia contra niños, niñas y adolescentes que es el documento de sustento para el trabajo docente.

Factores de riesgo en la escuela

María José Sánchez

En esta parte del módulo nos centraremos en analizar aquellos factores del ámbito escolar que generan riesgos sociales en las y los adolescentes y por tanto obstaculizan el derecho que tienen a una vida plena y libre de violencia. Este acápite incluye distintos estudios hechos en escuelas rurales de zonas andinas y amazónicas en nuestro país, así como en investigaciones latinoamericanas sobre deserción escolar, riesgos sociales en adolescentes, etc.

Partimos desde la certeza de que la escuela es un ámbito de fuerte influencia en las y los adolescentes. Las acciones que lleve a cabo la escuela ya sea consciente o inconscientemente repercuten en el desarrollo del o de la estudiante.

Muchas personas ven la escuela desde un optimismo poco crítico. Suponen que, por existir, la escuela es ya un espacio de protección y no genera factores de riesgo. Sin embargo, muchas de las prácticas habituales de la escuela pueden
estar generando factores de riesgo para las y los adolescentes.

Invitamos a tomar pensar en los siguientes factores de riesgo que obstaculizan que la escuela sea un espacio de protección, pertinente y de calidad para los y las estudiantes.

– A – Adultocentrismo

Todas las personas desarrollamos un aprendizaje social sobre cómo entender y tratar a un niño, niña, adolescente y joven. Esa forma de entender al sujeto NNA está compuesta de valores, actitudes y conductas inspiradas en la superioridad del adulto sobre los grupos más jóvenes.

El Adultocentrismo es una de las ideologías más comunes de las sociedades occidentales. Se trata de tener al adulto como centro de la sociedad. Todo se hace en función de los adultos: los trabajos, los tiempos, los espacios. Se trata de destacar la superioridad de los adultos por sobre las generaciones jóvenes y señala el acceso a ciertos privilegios por el solo hecho de ser adultos. Ser adulto es el modelo ideal de persona por el cual el sujeto puede integrarse, ser productivo y alcanzar el respeto en la sociedad en la que se vive.

Desde una mirada adultocéntrica el niño, la niña o el/la adolescente:

  • Es un sujeto incompleto: “está en formación para llegar a ser alguien en la vida.”
  • Es un sujeto que no sabe lo que quiere, porque es “solo un niño” o “adolesce”.
  • Es un sujeto al que hay que decirle qué pensar, qué hacer, qué decidir, cómo vestir, cómo hablar porque, no sabe hacerlo como un adulto.

El adultocentrismo de la escuela es un factor de riesgo para el desarrollo de las y los estudiantes debido a que no los posiciona como centro del interés de la comunidad escolar. Es poco probable que se fomentes prácticas de protección si no se parte de la consideración del NNA como un sujeto de derechos.

Una sociedad adultocéntrica les da la espalda a las necesidades de niños, niñas y adolescentes, los invisibiliza y deja de tomarlos en cuenta incorporando en ellos/as la idea de que no son “suficientemente grandes para ser importantes”.

– B – Ausentismo docente

Presta atención a la siguiente noticia:

Sancionan a 60 docentes que faltaron a clases en escuelas rurales

El director de la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) de Ferreñafe en Lambayeque, Miguel Piscoya Fernández, informó que un total de 60 docentes fueron sancionados por haber faltado constantemente
al dictado de sus clases en colegios de la zonas andinas.

Piscoya Fernández explicó que todos estos profesores se ausentaron por más de cinco veces consecutivas a
sus colegios, argumentando falta de acceso y enfermedad. Sin embargo, se demostró que estos motivos
eran justificaciones falsas.

“Hemos sancionado a un promedio de 60 maestros que no fueron a dictar clases en colegios de Cañaris
e Incahuasi, quienes fueron suspendidos con 3 meses sin goce de haber y además se les ha hecho el descuento respectivo”, indicó.

El jefe de la UGEL precisó que en el presente año aún se mantiene un 40% de índice de ausentismo en
estos colegios, donde los profesores solo llegan a dictar clases una o dos veces por semana.

Fuente: RPP Noticias, abril de 2012

En el caso de las zonas más alejadas y en las comunidades nativas, el ausentismo o deserción docente es más agudo que en el resto del país llegando incluso al 40%. Esta situación es grave pues genera importantes impactos en la posibilidad de educación de niños, niñas y adolescentes.

Importante:

  • A mayor ausentismo de docentes, mayor posibilidad de que los estudiantes abandonen sus estudios y por tanto se genere deserción escolar.
  • El ausentismo docente es un factor más de inequidad en las oportunidades educativas de los estudiantes.

Es importante indicar que no sólo se trata de ausentismo físico, sino de falta de interés por parte de las y los profesores. Para los y las estudiantes es fundamental el vínculo personal que se establece con sus maestros, y si estos no están presentes o no tienen interés en acompañarlos. Por el contrario, cuando se logra generar un vínculo positivo, los y las jóvenes sienten un mayor interés por asistir al colegio, ya que saben que ahí van a ser acogidos, apreciados, reconocidos, etc.

– C – Violencia en ámbito escolar

Lee la siguiente columna de opinión de Janice Seinfeld:

El aula como amenaza

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la violencia contra niños y niñas engloba el abuso y maltrato físico y mental, el abandono o el tratamiento negligente, la explotación y el abuso sexual.

Esta no solo puede afectar su salud física y mental y perjudicar su habilidad para aprender y socializar,
sino que puede mermar su desarrollo como adultos funcionales y como buenos padres.

¿Cuánta de esta violencia se produce en el interior de las escuelas? Entre julio y setiembre del año pasado,
Save the Children realizó la encuesta Young Voice Perú. En ella participaron 2.617 adolescentes de entre 12 y 17 años en las 26 regiones del país, y la principal conclusión es que los escolares no se sienten seguros en la escuela. Aunque casi el 40% reconoce que es víctima de acoso, solo la mitad se atreve a denunciar y el 77% dice no saber adónde acudir cuando se siente hostigado o tratado injustamente. Además, el 45% de ellos asegura haber visto que alguien fue golpeado en el colegio, el 43% dice que fue acosado en las redes sociales, el 22% se siente preocupado de ser víctima de ‘bullying’, y el 35% se siente inseguro en su propia aula y durante el recreo. (Fragmento).

Fuente: El Comercio, setiembre de 2018

Según el Decreto Supremo 004-2018, “Lineamientos para la Gestión de la Convivencia Escolar, la Prevención y la Atención de la Violencia Contra Niñas, Niños y Adolescentes”, la violencia en el ámbito escolar es todo acto o conducta violenta contra una niña, niño o adolescente que ocurre dentro de la institución educativa, en sus inmediaciones o en el trayecto entre la institución educativa y el hogar, y en el que los involucrados pertenecen a una institución educativa,
independientemente de si pertenezcan o no a la misma.

Caso 1: Los castigos

Cuando se habla de la violencia dentro del ámbito escolar muchos/as docentes señalan:

“Ahora con los derechos, ya no se les puede corregir a los estudiantes”, “hoy todo está prohibido, nada se les puede hacer, nada se les puede decir”, “¿qué vamos a hacer frente a las faltas de los estudiantes? Ellos conocen sus derechos y ya no podemos castigarlos”

Es urgente que reconozcamos que el castigo físico y/o humillante no es la única forma en que pueden establecerse límites, ni la única consecuencia que entienden los y las estudiantes frente a sus faltas. Creer que “no hay nada que
hacer” es resignarse a ver la violencia como única forma de respuesta ante las dificultades.

Frente a este punto, los Lineamientos para la Gestión de la Convivencia Escolar, la Prevención y la Atención de la Violencia Contra Niñas, Niños y Adolescentes, señalan que debemos apostar por la noción de Medidas Correctivas frente a los casos de faltas de parte de los y las estudiantes.

Medidas Correctivas: Es toda acción que tiene por objeto orientar la formación y el cambio de comportamientos inadecuados en los estudiantes, de acuerdo con su edad y nivel de desarrollo, respetando su dignidad y sin vulnerar sus derechos. Se aplican a través de estrategias que motiven a las personas involucradas a responsabilizarse de las consecuencias de sus acciones, comprender las causas de su comportamiento, cambiarlo, reparar el daño causado y a restablecer las relaciones afectadas. Estas estrategias implican diálogo, mediación, negociación, consejería, reparación, autorregulación, entre otras.

Importante

La Ley N° 30403 Prohíbe el uso del castigo físico y humillante contra los niños, niñas y adolescentes.
• Castigo físico: Es el uso de la fuerza, en ejercicio de las potestades de crianza o educación, con la intención de causar algún grado de dolor o incomodidad corporal, con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas o adolescentes.
• Castigo humillante: Es cualquier trato ofensivo, denigrante, desvalorizador, estigmatizante o ridiculizador, en ejercicio de las potestades de crianza o educación, con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas o adolescentes

Caso 2: La violencia sexual en las escuelas

Según UNFPA, la violencia sexual contra niñas y adolescentes en el ámbito escolar es un problema aún poco conocido, pues en muchos casos no se hacen las denuncias. En el Perú se denuncian en promedio 10 casos de violación a niñas
de entre 7 y 17 años cada día, según registros de la Policía Nacional. 6 de cada 10 denuncias por violación son casos de niñas de este grupo de edad. Entre la población más pobre y marginalizada, como son los pueblos indígenas y comunidades rurales, este problema es aún más grave.

En la provincia de Condorcanqui, en el departamento de Amazonas, la Comisión de Procesos Administrativos de la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) inició 84 procesos por casos de violencia sexual cometidos por profesores y personal administrativos contra menores de edad, en su mayoría mujeres, entre 2014 y 2015. En 2015, 483 adolescentes de 12 a 17 años del departamento de Amazonas fueron madres: más del 8% del total de nacimientos de ese año.

Cuando la escuela normaliza la violencia, se convierte en uno de los factores de riesgo más amenazantes en la vida de los niños, las niñas y los/as adolescentes. Una escuela que invisibiliza la violencia ejercida a sus estudiantes es una escuela violenta. Muchos de los casos de violencia sexual son conocidos por miembros de las IE y sin embargo, se mantienen en absoluto silencio dado que existe en nuestro entorno profesional un mal entendida noción de “lealtad” con los colegas. Tomando en cuenta que nuestra sociedad es altamente adultocéntrica, en casos tan graves como estos, adultos y adultas prefieren protegerse entre sí antes que proteger a niños, niñas y adolescentes.

Por otro lado, como podemos advertir la violencia sexual tiene mayores incidencias en las estudiantes mujeres que en los estudiantes varones.

Esto sucede porque además de adultocéntricas, nuestras sociedades son también misóginas y patriarcales.

Sistema patriarcal

Forma de organización social en el que los hombres tienen el poder. Todo lo que se considera masculino tiene más valor que lo femenino. No hay valoración igualitaria entre hombres y mujeres, ni siquiera sentido de complementariedad.

¿En qué se hace práctico?

Por ejemplo:

– Mayor participación de los hombres en espacios de toma de decisiones.

– No se valora de igual manera el trabajo del hogar que el trabajo fuera del hogar.

Misoginia

Forma de aversión a todo lo considerado femenino. Se manifiesta en un constante desprecio hacia las mujeres y niñas. Puede evidenciarse en la naturalización e incluso aceptación de la violencia contra las mujeres y niñas.

Otros ejemplos:

– Decirle mujer a un hombre o a un niño equivale a un insulto.

– Cuando las mujeres exponen sus necesidades y intereses, estos se consideran menos importantes “cosas de mujeres, no más”

– D – Ausencia de educación sexual integral con enfoque de género

En muchas ocasiones se visualiza a los embarazos adolescentes como uno de los factores de riesgo de mayor incidencia en jóvenes estudiantes. Sin embargo, como nosotros/as analizamos en este módulo los factores asociados al ámbito escolar daremos una vuelta a este problema para encontrar en qué puntos la escuela puede estar relacionada con esta situación. Por esa razón nos centraremos en una de las causas del embarazo adolescente: la falta de educación sexual integral con enfoque de género.

En el año 2017 salió a la luz uno de los estudios más exhaustivos que se han hecho en el país sobre el tema de Educación Sexual Integral (ESI). Se trata del estudio titulado De la Normativa a la Práctica: la Política de Educación Sexual y su Implementación en el Perú a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y del Instituto Guttmacher.

Tomando en cuenta sus hallazgos, partamos de la definición de Educación Sexual Integral:

Como podemos notar, la ESI no es solo “hablar de sexo” a los y las estudiantes. Desarrollar una educación sexual integral es promover en los y las estudiantes el reconocimiento de información sobre la sexualidad, la reproducción y la prevención de ITS pero también abordar de manera crítica cómo nos relacionamos: las desigualdades entre géneros, la prevención del abuso, la toma de decisiones, etc.

En nuestro país y según los Lineamientos para la Educación Sexual Integral (2008) la ESI debe contar con temas que integran estas 5 áreas:

  • Fisiología sexual y reproductiva
  • Prevención de VIH/ITS
  • Anticoncepción y embarazo no planeado
  • Valores y habilidades interpersonales
  • Género y derechos sexuales y reproductivos

Sin embargo, el estudio antes nombrado evidenció que solo el 9% de los estudiantes encuestados recibió enseñanzas sobre las 5 temáticas.

Una educación sexual que no aborde las habilidades interpersonales o el género y los derechos reproductivos es una educación sexual incompleta y nociva que podría estar determinando un grave factor de riesgo para los y las adolescentes.

Muchos/as docentes se ponen sumamente nerviosos cuando se les propone trabajar ESI en sus planes educativos, peor aún si el grupo con el que trabaja está compuesto por niñas y niños de primaria. Esto sucede porque la ESI se entiende de forma “genitalizada” es decir, se asume que de lo que se va a hablar de actos sexuales coitales. Sin embargo, la sexualidad humana es mucho más amplia y compleja que solo el acto sexual. Los niños y las niñas pueden desarrollar una ESI con especial hicapie en los valores y habilidades interpersonales que le permitan valorar
su cuerpo, respetar el de los otros/as; reconocer situaciones de afecto y otras que pueden ser de riesgo; identificar sensaciones de bienestar y de malestar en las interacciones con los y las demás; advertir y comunicar situaciones de riesgo; entre otras muchas habilidades que los y las prepararán para desarrollarse de forma positiva en los años siguientes.

– E – Discriminación

El último factor de riesgo sobre el que vamos a profundizar es la discriminación que se ejerce consciente o inconscientemente en la escuela hacia niñas, niños y adolescentes según procedencia étnica y género.

La discriminación es la acción de clasificar, separar, excluir o considerar al otro como de menor valía, por ser diferente, ya sea por su raza, edad, nacionalidad, religión, ideología, situación económica, etcétera.

La discriminación genera en las víctimas baja autoestima, inseguridad, temores, angustia o reacciones violentas. Aún pequeños problemas físicos, como usar anteojos, tartamudear, ser muy alto o bajo, ser gordo o ser flaco, puede dar
lugar a burlas, que ocasionan traumas para toda la vida, aunque quien las hizo no haya tenido otra intención que bromear. Hay que enseñarle la gravedad de esos dichos, para que reflexione antes de hacer sufrir al compañero.

Los propios docentes muchas veces discriminan entre sus alumnos, pues consideran que algunos de ellos merecen mayor atención que otros, pues están rotulados como más inteligentes. Esto lo hemos visto al referirnos al efecto Pigmalión.

Es un trabajo constante del docente conversar sobre la discriminación, pues los modelos de lo que es lindo o feo, mejor o peor, con respecto a condiciones humanas, son construidos por la misma sociedad, y dista demasiado de ser real, produciendo consecuencias irreparables en la psicología del discriminado, y reforzando esas conductas discriminatorias en quien las practica, si no son tratadas a tiempo, mostrándoles el daño que producen.

La escuela no debe ser una reproductora acrítica de la sociedad.

Un punto a tomar en cuenta: El consumo de alcohol y drogas en la adolescencia.

Globalmente, un promedio de un joven de 13 a 15 años de edad consumió alcohol en los 12 últimos meses – dos veces más que tabaco. El tabaco suele ser la primera sustancia consumida por los adolescentes, y uno de cada cuatro estudiantes de 13-15 años que ha fumado cigarrillos alguna vez lo ha hecho antes de los diez años. Los datos sobre el consumo actual de cannabis están disponibles en menos países, pero sigue siendo menos común que el consumo de alcohol y tabaco en general. La prevalencia del consumo de “éxtasis” entre los jóvenes es inferior al 1% en casi todos los países.

No existe una razón única que explique por qué algunos niños y jóvenes son más propensos que otros a comenzar a consumir sustancias psicoactivas – lo que podemos hacer es observar el conjunto de factores que pueden influir en
el comportamiento de las personas. Los factores de riesgo a los que se expone un joven, o al contrario, los que le protegen del consumo de sustancias psicoactivas son, en gran medida, los mismos que le exponen a otros comportamientos problemáticos (tales como la violencia, la actividad delictiva, los comportamientos sexuales
de alto riesgo y el fracaso escolar). El nivel global de riesgo o de protección en la vida de un menor de edad es un producto de la interrelación entre sus características personales y sus experiencias en las distintas esferas vitales. Por ejemplo, el desapego entre el niño y sus padres durante la infancia puede contribuir a la aparición de problemas tempranos de conducta, lo que a su vez afecta el rendimiento académico y la relación con sus compañeros. Por otro lado, la programación de prevención temprana en la escuela con base científica puede mejorar su capacidad para
interactuar con los profesores y los compañeros, evitar más problemas de conducta y mejorar las relaciones con los padres.

¿Por qué el sector de la educación debe hacer f rente al consumo de sustancias psicoactivas entre los niños y los jóvenes?

El consumo de alcohol, tabaco y drogas comienza a menudo en la adolescencia. Este consumo está asociado a un conjunto de efectos nefastos para la salud mental y psíquica de los jóvenes, y su bienestar a corto o largo plazo. Vinculado a un conjunto de consecuencias negativos en el ámbito educativo, tales como la falta de motivación en la escuela, el fracaso escolar o el abandono delos estudios, tiene un impacto en los esfuerzos que lleva a cabo el sector de la educación para garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa para todos, así como en la consecución de la Agenda mundial 2030 para el desarrollo sostenible. El sector de la educación tiene, por consiguiente, la responsabilidad fundamental de proteger a los niños y a los jóvenes del consumo de sustancias psicoactivas.

Por su parte, las escuelas deben desempeñar un papel clave al velar por que los niños y adquieran los conocimientos, capacidades y comportamientos necesarios para decidir no consumir sustancias psicoactivas, y por que dispongan de
las oportunidades y los medios necesarios para hacerlo. Por ejemplo:

  • En el ámbito escolar, los estudiantes pueden ser sensibilizados antes de que comiencen a consumir sustancias psicoactivas y durante la etapa crítica de la adolescencia.
  • Las escuelas pueden establecer y aplicar políticas con miras a crear un entorno que proteja a los jóvenes del peligro que acarrean tanto las sustancias psicoactivas como su consumo, y que estimule una visión amplia de un modo de vida sano.
  • Las escuelas pueden impartir cursos secuenciales y continuos de pedagogía preventiva Las escuelas pueden brindar o proponer a los alumnos otras alternativas al consumo de sustancias psicoactivas para satisfacer sus necesidades de expresión, de desarrollo social, distracción y toma de riesgos, etc.
  • Los docentes y los restantes miembros del personal escolar pueden servir de ejemplo como adultos positivos y también como tutores.
  • Para ampliar información https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000262942.

Actividad Unidad 2

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